En la jornada de ayer se desarrolló el taller de evaluación de la zafra de arroz 2023-2024, en INIA Treinta y Tres, donde la principal variable que se marcó como responsable de la merma en los potenciales rendimientos fue el clima, principalmente en noviembre durante la siembra y a partir de marzo sobre la cosecha de los cultivos.
De acuerdo con lo desarrollado por los técnicos de INIA y los representantes de los distintos molinos, las variedades de ciclos corto y medio, fueron los que marcaron un mayor rendimiento y al mismo tiempo sortearon los problemas con los excesos hídricos en el último período de la zafra.
El área relevada por el taller fue de 124.960 hectáreas, el 85% del área sembrada a nivel nacional, donde la variedad INIA Merín se mantiene con la mayor área de siembra a nivel país, pero enfocada principalmente en el centro y este, mientras que en el norte la variedad más sembrada continúa siendo INIA Olimar.
Según los datos presentados por el Ing. Agr. Federico Molina de INIA, el promedio de rendimientos es de 8.828 kilos por hectárea, lo que marca unas 178,6 bolsas de arroz cáscara. Este rendimiento es el cuarto mayor de la serie histórica iniciada en 2004 y se ubica únicamente por debajo de los últimos tres años donde el efecto climático reinante fue de “La Niña” a diferencia de esta zafra.
La zona este del país alcanzó un rendimiento de 8.928 kilos por hectárea, en el centro 8.425 kilos por hectárea y en el norte 8.753 kilos por hectárea. El relevamiento realizado por el taller marca un 71% del área sembrada en el este, el 15% en el centro y el 14% en el norte.
Molina remarcó que el sector arrocero “ha logrado sortear con buena nota los avatares del clima, tuvimos pila de problemas tanto en la siembra como las inundaciones en la cosecha”, por lo que destacó el haber alcanzado “la cuarta zafra más alta de rendimientos”.