“Apareció aftosa en Australia”, tituló un medio de prensa citadino de ese país, y encendió todas las alarmas. El sector cárnico vive con extremo nerviosismo la posibilidad de que el virus llegue al país, dado que sigue avanzando en Indonesia, particularmente en Bali, centro turístico muy visitado por australianos.

Pero la noticia no era cierta. Lo que el ministro de Agricultura del país había dicho en una rueda de prensa era que habían aparecido restos de virus de aftosa en cajas importadas conteniendo carne de cerdo stockeadas en la ciudad de Melbourne. Esta afirmación llevó a la confusión al medio de prensa. Claramente, no es lo mismo la presencia del virus vivo que restos de virus que no tienen la capacidad de contagiar.

Australia está tomando todos los recaudos necesarios para impedir el ingreso del virus al país, pero no es posible eliminar el riesgo de que esto suceda, lo cual implicaría un daño económico tremendo para la ganadería australiana, que exporta alrededor de 70% de la producción.