La gestión del pasto en una primavera con un precio de la leche más bajo se vuelve crucial para los números de los tambos. En diálogo con La Lechera, la Ing. Agr. Maite Fajadora, de OliviaAgro —la empresa que realiza el servicio de medición y gestión de pasturas en conjunto con la SPLF—, comentó que las pasturas están “comenzando a responder” después de las últimas lluvias y el aumento de la temperatura.
“Los raigrases están tratando de llegar a su máximo potencial, las avenas están llegando a su fin, mientras que las praderas recién se están moviendo por el efecto pos-seca. Las heladas tardías son una amenaza y, aparentemente, van a seguir hasta octubre”, alertó.
Fajardo indicó que la recomendación general que están haciendo a los tamberos es tratar de hacer comer las festucas y dactylis “más abajo” para luego apelar a urea (nitrógeno) para que estos cultivos respondan con nuevas lluvias y el incremento de las temperaturas.
La técnica de OliviaAgro indicó que en muchos casos los potreros que se dejaron para reservas ya fueron cerrados en agosto. “Te puede pasar que cerrar ahora puede ser tarde y te complica el próximo cultivo”, acotó.
“Hoy la estrategia principal pasa por tratar de cosechar la mayor cantidad de pasto directamente con las vacas, reducir al mínimo los concentrados y parar los mixers. La cosecha directa es lo que te va a dejar mejores números para poder capitalizar mejor esta primavera”, aseguró Fajardo.
La ingeniera agrónoma recordó que noviembre es un mes “bisagra” porque habrá área sembrada con sorgo que recién se podrá pastorear desde diciembre. “Si quedan reservas, mejor dejarlas para noviembre y ahora aprovechar la cosecha directa de las pasturas con las vacas”, remarcó.
Fajardo indicó que, en general, los remitentes a Conaprole lograron acceder a través de Prolesa a semillas de sorgos, sudangrass y algún sorgo azucarado, en un año complejo para la disponibilidad de semillas forrajeras por los efectos de la última sequía. Precisamente, Fajardo advirtió que la disponibilidad de semilla de moha “está muy complicada”, un cultivo que muchos tamberos apelaban para realizar reservas en un corto período de tiempo. “Mucha gente está apuntando a hacer maíz”, comentó.
“Que no se escape el pasto”
El Ing. Agr. Fernando Lattanzi, investigador principal del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), comentó que en el caso de la estación experimental de La Estanzuela prácticamente no hubo invierno. Por tanto, con los primeros aumentos de temperatura la tasa de crecimiento de las pasturas fue “exponencial” de una semana a la otra, al pasar de 20 a 40 kg/ms/día. “En La Estanzuela ya se están tomando decisiones sobre cuál potrero cerrar para dejar de dar pastoreo”, indicó.
El experto indicó que en ese tambo experimental de INIA todos los lotes están con dos turnos de pastoreo tratando de cosechar los 15 kg de materia seca (ms) por día por vaca.
“Si tenés dos vacas por hectáreas serían 30 kg/ms por día lo que podrías cosechar, por tanto, te están sobrando 10 kg/ms. Esa es una cuenta que todos la tenemos clara, pero al momento de tomar decisiones a veces es menos claro. Si te sobran 10 de 40 kg, te está sobrando el 25% de tu área de pastoreo. Ahí tendrías que ir pensando que un cuarto de tu plataforma tendría que ir a silopack (reserva), porque es pasto que te va a sobrar”, explicó. La producción de materia seca llega incluso a los 50 y 60 kg/ms/día en el pico de la primavera.
Lattanzi añadió que, si no se toman decisiones a tiempo, ese pasto que sobra “no se queda para siempre” ya que se empieza a morir o se encaña. “Estamos entrando a la etapa más linda y desafiante para cualquier pastura sembrada”, señaló el investigador de INIA.
En un año Niña, la primavera para los cultivos forrajeros suele ser tres o cuatro semanas más corta que un año neutro (normal). En tanto, en un año Niño, el efecto es más acotado, con una prolongación en las tasas de crecimiento que puede estirarse dos o tres semanas más de lo habitual. “El único cultivo de manera estratégica que tomaría la decisión de sembrarlo temprano con un año Niño sería el maíz”, indicó, aunque dado el escenario actual, quizás lo recomendable sería dividir mitad y mitad entre primera y segunda para este cereal, clave para la estructura de reservas de los tambos.
En el caso de las pasturas que ya están implantadas, “no hay mucho para hacer”, más allá de que sí estarían esas dos o tres semanas más con tasas de crecimiento por encima de la media en la mejor época del año.
“Hay que planear las reservas para que no se escape el pasto. Es mala la cosecha y el rebrote del pasto que no comiste a tiempo”, indicó.
Rebrotes y fertilización
“Manejar la capacidad de rebrote es fundamental para la eficiencia. Esos últimos centímetros que dejamos de remanente para la planta son el día y la noche”, dijo Lattanzi a Gente de Campo de canal 12.
El manejo de los remanentes en pasturas o campo natural es crítico porque define la capacidad de rebrote una vez que salen los animales, por eso es importante dejar área foliar, desde raigrases, festucas, entre otros. Además, el dejar un remanente mayor permite que los animales tengan una mayor conversión en la cantidad de bocados máximo que pueden hacer por día durante sus 10/12 horas de pastoreo.
“Te sobra el pasto y no podés hacer reservas, dejale un remanente más alto y volvés más rápido a pastorear”, indicó.
Por otro lado, Lattanzi aseveró que la fertilización nitrogenada es un aliado fundamental para exprimir al máximo las tasas de crecimiento de los cultivos forrajeros. “En esta época la forma más fácil de producir pasto de alta calidad es ajustar la fertilización con nitrógeno en verdeos y en praderas”, aseguró el experto.
Si cada kg de nitrógeno que se aplique devuelve 15 kg de biomasa, “salís hecho”, porque las respuestas en esta época son mayores. “Si no tenés cargas para consumir ese pasto, tenés que tener una estrategia para hacer reservas”, sugirió.