
Un tambo familiar, que tuvo un reciente cambio de generación, apostó a una cosecha más eficiente del pasto y tuvo sus frutos. Técnicos, productores y asesores compartieron experiencias y analizaron los resultados productivos del último ejercicio.
Desde Colonia 33 Orientales, Florida
El pasado 14 de noviembre se realizó la novena edición de la jornada “Pasturas en lechería”, esta vez en el tambo familiar “El Horizonte”, de Irene Cruz y Leandro Alanís, ubicado en Colonia 33 Orientales. La actividad fue organizada por la SPLF, INIA y Conaprole.
El establecimiento participa desde hace más de un año del sistema de medición de pasturas impulsado por la Sociedad de Productores de Leche de Florida (SPLF) junto a OliviaAgro, que busca brindar información objetiva para mejorar el uso del recurso forrajero.
La jornada permitió recorrer distintas paradas del predio y conocer en detalle cómo se integran los datos de medición en la toma de decisiones diarias. Técnicos, productores y asesores compartieron experiencias y analizaron los resultados productivos del último ejercicio.
Un sistema basado en el pasto
“El Horizonte” cuenta con 330 hectáreas, de las cuales 118 están dedicadas a vacas en ordeñe en una fracción del INC, mientras que otras 220 pertenecen a un campo de apoyo (recría y reservadas) ubicado en San Gabriel a 8 km, que se arrienda a un privado.
El rodeo actual es de 160 vacas, con un promedio de 24 litros diarios, y se maneja con una estructura de alimentación basada en un 69% de forraje. El consumo promedio de pasto durante el año fue de 8,6 kg MS/vaca/día, una cifra destacada para el sistema.
Gracias a las mediciones quincenales realizadas por OliviaAgro, el predio familiar pudo tomar decisiones más ajustadas sobre fechas de pastoreo, uso de silopack, suplementación y rotaciones. La evolución del stock de pasto y las tasas de crecimiento permitieron diseñar un esquema de cosecha más eficiente.
Dentro de los objetivos del predio familiar están: buscar un sistema que maximice el consumo de pasto y pueda suplementar con reservas de calidad; aumentar la producción individual y mantenerla en el tiempo; y poder compartir más momentos en familia.
Resultados técnicos y productivos
Entre octubre 2024 y setiembre 2025 el establecimiento logró una producción de 8.521 litros/ha VM, con un promedio de 5.432 litros por vaca en ordeñe al año. La carga fue de 1,57 vacas por hectárea VM, con un margen de alimentación estimado en US$/VM/día 3,4.
El sistema también se destacó por su eficiencia en uso de concentrado, con 332 gramos de MS por litro de leche producido.
En cuanto a la producción de pasto, uno de los potreros (parada 3) alcanzó 7.300 kg MS/ha con una mezcla de dactylis y alfalfa, mientras que un potrero de raigrás anual superó los 14.800 kg MS/ha, incluyendo cosecha de silopack. Estas cifras se ubicaron claramente por encima del promedio regional y demostraron el potencial del manejo ajustado por medición objetiva.
“Este predio ha demostrado tener un muy buen resultado en la cosecha de pasto”, destacó la Ing. Agr. Maite Fajardo, integrante de OliviaAgro.
Por su parte, Alanís destacó que con la medición se aprendió a “gestionar el pasto” de otra manera y a “cosechar más”. La medición en el predio del tambo insume unas 3 horas cada 15 días. Fajardo entrega una planificación con los potreros que deben pastorearse hasta la próxima visita.
En tanto, el presidente de la SPLF, Fernando Lugea, dijo en una presentación que se realizó en el salón de la Colonia 33 Orientales que “es muy importante ser consciente del stock de pasto para tomar decisiones a tiempo”. Además, hizo un paralelismo con el ejercicio físico, donde siempre cuesta el arranque, pero luego que se empieza, se ven rápidamente los “mejores resultados”.
El servicio de medición de pasturas de la SPLF alcanza hoy una superficie de 7 mil ha, distribuidos en 19 tambos y 2 campos de recría. El rango promedio del stock de pasto sobre el cual se pretende trabajar se ubica entre kg/MS/ha 750-900. Según explicó Fajardo, en los meses de otoño e invierno es cuando más se dificulta llegar a estas tasas de stock en promedio. Esto es lo que lleva a tener una mirada cada vez más precisa en cómo se gestionan las reservas.
Los consejos de un experto
Durante la recorrida —que se hizo sobre dos potreros, una mezcla de festuca y achicoria de primer año, y otro sobre un dactylis con alfalfa de segundo año—, Fernando Lattanzi, director del Programa de Investigación en Pasturas y Forrajes del INIA, dio sus impresiones y consejos para hacer un uso más eficiente del pasto.
Por ejemplo, en el predio de la festuca habló sobre la necesidad de siempre dejar un remanente, “algo innegociable” en la previa del verano, y de cuidar que no se generen varas (pasar una pastera o rotativa). Además, en esta pastura sugirió tener especial cuidado en el pastoreo durante el trimestre diciembre-febrero para no comprometer su respuesta forrajera futura.
Otro de los puntos donde Lattanzzi hizo especial foco fue en la necesidad de realizar análisis de suelos en los potreros para definir la fertilización porque ahí se pueden generar “importantes ahorros”, que más que pagan el costo de esos muestreos en forma anual o bianual, al menos. “Podemos ahorrar mucho en fósforo o potasio”, aseguró.
En lo que respecta al cultivo de alfalfa, el experto de INIA destacó una de sus bondades por su gran respuesta forrajera durante el verano. Precisamente, uno de los cambios en lo que está embarcado “El Horizonte” es en dejar de plantar sorgo a cambio de esta leguminosa. No obstante, Lattanzi consideró que la clave, a su juicio, es siempre apostar a la “diversidad” de pasturas y genética para acomodarse mejor a la fuerte volatilidad que tiene el clima en Uruguay.
Familia, generaciones y continuidad
Irene Cruz representa la tercera generación lechera en su familia. Desde 2024 opera con matrícula propia, junto a su pareja Leandro Alanís, luego de asumir el tambo familiar y acceder a un crédito FFIEL de Proleco para pagar parte del capital al padre de Irene. Además de encargarse del manejo del rodeo, Irene cumple el rol de médica veterinaria del predio, integrando producción y conocimiento técnico.
La historia de Irene y Leandro no solo es un ejemplo de recambio generacional, sino también de cómo la adopción de tecnología sencilla y contextualizada puede marcar la diferencia en los resultados y en la sostenibilidad de los sistemas familiares.
