La faena de vacunos en el último trimestre de 2023 tuvo una gran arremetida, lo que permitirá que, al pasar raya al período, se esté en el orden de 2,3 millones de vacunos ingresados a plantas frigoríficas. Solamente en siete años se superó ese umbral, con un pico histórico en 2021 de 2,64 millones.
Van ocho semanas consecutivas con faenas por encima de las 50 mil cabezas; en las últimas cinco, el promedio supera las 56 mil. En la corriente el nivel de actividad seguirá siendo importante y recién sobre la última quincena del año, como siempre sucede, se dará una disminución de la oferta y también de la demanda, con plantas que suspenderán faenas en la última semana del año (Carrasco, Canelones) y otras que quitarán días de actividad.
Hay tres razones que explican la arremetida. Una es que, a los actuales precios de la materia prima, los márgenes industriales parecen ser atractivos, lo que incentiva a los frigoríficos a aumentar las compras. Otra es la mayor cantidad de vientres que fallaron en el último entore como consecuencia de la sequía y que se engordaron y enviaron a faena. La faena de vacas desde la primera semana de octubre acumula 214 mil cabezas, casi 50 mil más (30%) que en las mismas semanas de 2022. La tercera razón son las excepcionales condiciones forrajeras que permitieron terminar una mayor cantidad de animales a costo relativamente bajo.
Para el año próximo es factible que no se llegue a la misma cantidad de animales faenados. Como se decía un par de semanas atrás, la cantidad de vacas disponibles para faena disminuirá debido a un mayor porcentaje de preñez del rodeo de cría, en tanto la cantidad de novillos formados no abunda. El peso de la faena recaerá sobre novilladas jóvenes, para lo que la producción deberá recibir los estímulos suficientes para acelerar su terminación.
En principio, si la demanda empuja, la faena podría bajar de forma moderada a alrededor de 2,25 millones de vacunos, muy próximo al promedio de la última década.