Mientras el presidente Donald Trump sacude el tablero comercial internacional con nuevos aranceles, Uruguay analiza con prudencia las posibles consecuencias para su sector cárnico, uno de los pilares de su economía exportadora. José Mesa, delegado de la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR) en la Junta Directiva del Instituto Nacional de Carnes (INAC), explicó que, a partir del 5 de abril, las exportaciones de carne uruguaya a Estados Unidos comenzarán a pagar un 10% de arancel dentro de la cuota anual de 20.000 toneladas, y un 36,4% por fuera de ella. Aunque el golpe parece inevitable, desde el INAC apuestan más a la adaptación que al dramatismo.
Mesa recordó que “Uruguay tiene un acuerdo que le permite exportar hasta 20.000 toneladas de carne a Estados Unidos con arancel cero, pero ahora esa cuota pasará a pagar un 10%. Por fuera, el arancel sube del 26,4% al 36,4%”. El delegado también aclaró que esta medida no es exclusiva para Uruguay, sino que forma parte de una política comercial que afecta a más de 180 países, lo que hace que el impacto no sea solo bilateral, sino global.
En términos prácticos, el aumento de aranceles implicaría, por ejemplo, que una tonelada que se vendía a 10.000 dólares ahora tenga un sobrecosto de 1.000 dólares. Sin embargo, este encarecimiento afecta solamente a un tercio de la carne exportada. “Probablemente haya algún ajuste a la baja en el precio, pero sinceramente nadie sabe con certeza qué va a pasar”, afirmó Mesa, dejando entrever que el verdadero impacto todavía está por definirse en función de cómo se reacomoden los flujos comerciales.
Lejos de caer en el alarmismo, Mesa sostiene que esta coyuntura podría derivar en nuevas oportunidades para Uruguay. “Cuando se generan estas situaciones complejas, Uruguay siempre termina encontrando nichos para colocar su carne de forma favorable. Es como dice el dicho: ‘A río revuelto, ganancia de pescadores’. Uruguay tiene esa capacidad de adaptarse”, señaló, con una mezcla de realismo y optimismo.
Una de las potenciales salidas está en Asia. China, por ejemplo, ha respondido a las medidas de Estados Unidos con sus propios aranceles, encareciendo la carne estadounidense y abriendo una puerta para otros proveedores. “¿Quién te dice que no vuelva a haber una sustitución y que Uruguay aumente sus colocaciones allí?”, se preguntó Mesa. También mencionó a Corea y Japón como mercados donde podrían generarse nuevas oportunidades ante la pérdida de competitividad de Estados Unidos.
En paralelo, Uruguay ya ha comenzado contactos diplomáticos con la embajada estadounidense a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, buscando espacios de diálogo que permitan mitigar el efecto de estas medidas en el comercio bilateral. A nivel interno, la cuota aún no ha sido cumplida en su totalidad, lo que le da a Uruguay una pequeña ventana para continuar exportando con menor carga impositiva hasta completar las 20.000 toneladas.
Por el momento, el mercado interno de haciendas no ha registrado efectos visibles derivados del nuevo escenario internacional. “La faena fue muy buena esta semana, casi 50.000 vacunos, lo cual desmiente la idea de que no hay ganado”, subrayó Mesa. Aclaró que, si bien el mercado venía con una suba sostenida y ahora parece haberse frenado, no se perciben señales claras de impacto en los precios. “Hasta ahora no hemos recibido señales de que esta situación internacional haya afectado el precio del ganado”, finalizó.