El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el líder chino, Xi Jinping, firmaron una declaración conjunta elevando su relación bilateral a una "Comunidad de Futuro Compartido Brasil-China para un Mundo Más Justo y un Planeta Más Sostenible". Durante la visita de Estado de Xi a Brasilia, en el marco de la reunión del G20, se suscribieron 37 acuerdos en diversos sectores. Sin embargo, Brasil optó por no unirse plenamente a la Iniciativa de la Ruta de la Seda (Belt and Road), proyecto emblemático de China, para evitar posibles tensiones con Estados Unidos, informó Valor.

La estrategia de Brasil busca redefinir su relación con China, pasando de ser un mero exportador de materias primas a convertirse en un socio financiero e industrial en las cadenas de producción chinas. La declaración conjunta refleja la buena disposición de China, utilizando el término "futuro compartido", comúnmente empleado por Xi para definir asociaciones estratégicas con naciones aliadas, adaptado para alinearse con las aspiraciones de Lula en el liderazgo global.

En lugar de adherirse completamente a la Iniciativa de la Ruta de la Seda, la declaración conjunta menciona la "sinergia" para integrar esta iniciativa con programas nacionales brasileños como el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) y el Nuevo Plan de Industria Brasileña. Este enfoque busca impulsar la cooperación de calidad entre ambos países, promover la modernización y contribuir positivamente a la conectividad regional y al desarrollo sostenible.

La decisión de Brasil de no unirse plenamente a la Iniciativa de la Ruta de la Seda tiene un peso simbólico, ya que evita enviar señales negativas a Estados Unidos, un socio importante. La declaración también destaca el apoyo mutuo: Brasil respalda los esfuerzos de China por convertirse en un país moderno en todos los aspectos, mientras que China apoya a Brasil en su camino hacia un desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible, libre de hambre y pobreza.

 

Firma de protocolos

Fueron cuatro los protocolos firmados entre el Ministerio de Agricultura y Ganadería (Mapa) y la Administración General de Aduanas de China (GACC) que establecen los requisitos fitosanitarios y sanitarios para la exportación de productos. En una agenda diversificada, que beneficia a productores de diferentes regiones de Brasil, en China se podrán vender uvas frescas, sésamo, sorgo y harina de pescado, aceite de pescado y otras proteínas y grasas derivadas del pescado para alimentación animal.

El anuncio fue hecho por el presidente Lula en una declaración a la prensa después de la reunión ampliada con el presidente chino, en el Palacio de Alvorada. "La agroindustria sigue garantizando la seguridad alimentaria china. Desde 2017, Brasil es el mayor proveedor de alimentos de China", destacó el presidente Lula.

El ministro de Agricultura y Ganadería, Carlos Fávaro, participó de los actos con motivo de la visita oficial y destacó la importancia de retomar la buena relación diplomática entre Brasil y China, que cumplirá 50 años en 2024.

"Brasil ya demostró ser un país confiable como el mayor proveedor de alimentos y energías renovables y podemos seguir ampliando cada vez más las alianzas, ya que contamos con personas calificadas, tecnología y condiciones para intensificar nuestra producción con sostenibilidad", destacó el ministro Carlos Fávaro. Considerando la demanda china de productos resultantes de los protocolos firmados a lo largo de 2023 y la participación brasileña en esos mercados, el potencial comercial ronda los 450 millones de dólares al año, según estimación de la Secretaría de Comercio y Relaciones Internacionales de Mapa.