Las semillas son un elemento básico para el desarrollo de la agricultura ya que constituyen el instrumento principal a través del cual las innovaciones en mejora genética – una de las principales fuentes de incremento de los rendimientos y la productividad – llegan a los sistemas productivos para garantizar la seguridad alimentaria. Esta importancia estratégica, más que probada en las últimas décadas, será aún mayor en un futuro donde será necesario hacer frente a un fuerte crecimiento de la demanda por alimentos y fibras como consecuencia de los aumentos en la población (FAO, Global Agriculture Towards 2050), sin que exista mayor margen para el crecimiento de la superficie de tierras cultivables que puedan ser incorporadas a las áreas de cultivo.
Sobre esta situación, ya de por sí problemática, con la pandemia del COVID-19 muchos países hoy se encuentran en cuarentena y con fases para volver a la normalidad lentamente, en un contexto donde la producción y disponibilidad de alimentos es un factor crucial no solo para lograr la seguridad alimentaria, sino para el mantenimiento de la paz social.
Dentro de estos márgenes cada vez más estrechos, es necesario un constante incremento de las cosechas y esto es altamente dependiente de un sistema que permita asegurar la calidad de las semillas y la adaptabilidad de los materiales genéticos utilizados por los agricultores. Hoy los avances en la ciencia y la tecnología permiten anticipar innovaciones de alto impacto sobre la seguridad alimentaria, pero estas de poco sirven sin un sistema de semillas que asegure que las mismas lleguen efectivamente a los agricultores. La necesidad de contar con estos instrumentos funcionando se hará aún más apremiante en la medida de que los efectos del cambio climática se hagan más evidentes y exijan respuestas de adaptación concretas y efectivas. Además, la disponibilidad y uso de semillas de calidad conlleva a una mejora de las ganancias de los agricultores, una mejora en el nivel de vida de sus familias y la conservación de la agrobiodiversidad.
En este escenario, distintos sectores relacionados expresaron sus preocupaciones. El Presidente de la Organización Mundial de Agricultores en su declaración del 9 de abril del presente año, resaltó la necesidad de unir fuerzas entre los gobiernos, la sociedad civil y todos los recursos para asegurar la llegada de alimentos a las familias de los países más necesitados. “Para asegurar la existencia de alimentos, los agricultores debemos producir más.”
Fuente IICA