Fernando Burgueño, responsable de cabaña Los Guayabos.

Los Guayabos busca afianzarse como un actor relevante en la producción ovina con foco en la genética y la carne certificada. En entrevista con World Beef Report (WBR), su responsable, Fernando Burgueño, detalla el trabajo conjunto con el SUL e INAC para lograr la certificación en playa de faena, la expansión hacia nuevas plantas y el potencial del mercado interno y externo para la carne ovina uruguaya.

¿Cómo surge la idea de Los Guayabos y en qué consiste el proyecto?

Los Guayabos es una cabaña dedicada a producir genética, y también estamos abocados a la producción comercial. Luego surgió la inquietud de hacer algo de carne certificada. Comenzamos a trabajar en conjunto con el SUL y con INAC para lograr una certificación en playa de faena de tres categorías: cordero, borrego y ovino adulto.

La certificación se hace en la planta, identificando categoría y raza. En el desosado también participa un técnico del SUL y se liberan etiquetas según los cortes que se van a hacer. Cada corte tiene un número único y sale con esa etiqueta de certificación que incluye categoría, raza y número de trazabilidad. Ahora estamos por ampliar a otra planta de faena, Frigorífico La Trinidad (Oferan), habilitado para exportación, lo cual representa un nuevo desafío.

“Cada corte tiene un número único que garantiza la trazabilidad y la certificación del producto”

¿Dónde están faenando actualmente?

Hoy estamos faenando en Minas, en la planta de la familia. Es solo para mercado interno, pero en breve comenzaremos operaciones con La Trinidad.

“Con el poco stock que hay, es un momento ideal para trabajar con carne ovina certificada y agregar valor”

¿Cuántos animales están faenando actualmente en Minas?

La semana pasada hicimos 238 animales. Cuando comencemos en La Trinidad, la capacidad de faena será mayor. Nos falta cubrir más puntos de venta, por eso estamos un poco limitados hoy.

¿Con qué razas están trabajando?

Actualmente trabajamos con Corridale, Hampshire, Île de France y Dorpe. Estamos terminando de cerrar nuevos convenios y la idea es incorporar todas las razas.

¿Tienen alguna proyección de volúmenes o tonelaje?

Por ahora no, estamos trabajando en eso. A medida que se van cerrando los convenios y armando los mercados, podemos ir creciendo. No tenemos problemas para aumentar la producción, porque trabajamos todos en conjunto: las razas, el SUL y nosotros. El mayor cuello de botella hoy está en la capacidad de faena, por eso avanzamos con la ampliación. Hasta ahora todo lo que producimos se vende en el mercado interno, con una demanda increíble.

“El consumidor cambió: hay que ofrecerle cortes más pequeños, prácticos y listos para cocinar”

¿Y cómo se están moviendo en el mercado externo?

Por el momento manejamos directamente la parte comercial. Ya hay contactos con brókeres brasileños interesados en enviar producto al Medio Oriente. Hay reuniones previstas para avanzar en esos pedidos.

¿Qué visión tenés sobre el potencial del negocio ovino en Uruguay?

Creo que con el stock actual todo es crecimiento, porque se siguen abriendo mercados. Hay avances con México. Con el poco stock que tenemos, es un momento ideal para trabajar con carne certificada y darle valor agregado. Las pruebas que hicimos a nivel interno tuvieron muy buena aceptación. Antes el consumidor debía comprar medio cordero o uno entero, y las familias son más chicas. Estamos trayendo una envasadora para ofrecer cortes más pequeños, listos en bandeja. Hay que adaptarse a las nuevas generaciones, que buscan practicidad. El consumidor cambió: hay que ofrecerle cortes más pequeños, prácticos y listos para cocinar. También queremos desarrollar el mundo de la hamburguesa ovina. Hay mucho por hacer.

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