Todos estamos comprometidos a reflexionar sobre cómo frenar el aumento en el costo de los alimentos, desde los gerentes de compras que observan con ansiedad los precios de los productos básicos, hasta los consumidores que ven cómo se dispara su factura de gastos.
La inflación en los precios de los alimentos es uno de los temas más candentes, que ocupa las primeras planas de los diarios de todo el mundo. Pero ¿y si en lugar de un fenómeno coyuntural derivado de la pandemia y la guerra en Ucrania, también fuera un presagio de lo que vendrá de manera estructural? La crisis climática significa que hay una discusión cada vez mayor sobre el costo de la producción de alimentos y las inversiones necesarias para hacer que el sistema sea más sostenible.
¿Podría la crisis climática, por lo tanto, significar que deberíamos esperar entrar en una nueva era de precios más altos de los alimentos?
En el centro del problema y la solución
Los costos en los que tendrán que incurrir las empresas alimentarias para reducir emisiones, asegurar el suministro, promover la biodiversidad, dejan claro que algo debe cambiar si queremos como sociedad abordar con seriedad la crisis climática, dado que el sector en su conjunto está en el centro tanto del problema como de la solución.
Por lo tanto, nos encontramos ante la necesidad de realizar cambios que, ciertamente, no serán gratuitos. Sin embargo, es muy importante para el planeta, para nuestros hijos y para las generaciones futuras que se realicen, aunque sean costosos. Y todos los consumidores tendremos que pagar por ellos. Este ciertamente no es un escenario que complacerá. Se podría argumentar que esta es una posición más fácil de aplicar para alimentos de alta gama, pero el problema afecta a todos, sin excepción.
En las últimas décadas hemos asistido (en países con economías avanzadas) a una continua reducción del porcentaje de gasto dedicado a la alimentación. Pero, en algún momento, ante la creciente demanda de empresas y gobiernos de hacer más en términos climáticos, es probable que tengamos que acostumbrarnos a una nueva situación con respecto al precio de los alimentos.
Surgiría así lo que podría definirse como “inflación verde”, una nueva era de precios más altos de los alimentos como consecuencia de la escasez por la crisis climática pero también de la necesidad de invertir para contrarrestarla. Fuente: OCLA del newsletter de CLAL.it