El precio de la leche, expresado en dólares estadounidenses, viene en franca recuperación desde el piso que tocó en marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia y se dio el salto del dólar en el mercado interno. Sin embargo, el aumento a la par de muchos de los costos no permite que esta mejora del precio del producto se traduzca en ganancias de similar proporción para los tamberos.
En agosto pasado, último dato publicado por el Instituto Nacional de la Leche (Inale), el precio de la leche remitida a planta en Uruguay fue de US$ 0,355 por litro. Respecto al mencionado piso de marzo de 2020 la recuperación es de un robusto 26% o 7 centavos de dólar por litro. Se trata del precio máximo desde principios de 2015, cuando quedaron atrás aquellos registros de más de US$ 40 centavos que predominaron en 2013 y 2014.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Muchos de los costos de producción subieron a la par o más que el litro de leche. Quizás uno de los casos más emblemáticos en estos últimos meses es la urea que, de la mano de la suba de los costos de la energía, está alcanzando valores máximos en varios años. El dato de Aduanas de importación de urea en setiembre de 2021 es a un valor de US$ 525 por tonelada, casi el doble de los US$ 269 a los que se importó en marzo de 2020.
El Índice de Poder de Compra de la leche que elabora mensualmente el Inale refleja esta situación, ya que su recuperación es muy inferior a la del precio de la leche. En el mismo lapso en el que la leche al productor se valorizó el mencionado 26% (de marzo de 2020 a agosto de 2021, un total de 17 meses), el poder de compra creció solo 8%.
Mal de muchos, consuelo de tontos, se podrá decir, pero esta situación es generalizada a nivel de la lechería regional y mundial, dado que los principales costos que aumentan son de productos tranzados en el mercado internacional, como los fertilizantes o los agroquímicos.
Es lo que está pasando en Brasil. “La valorización del precio de la leche al productor se debe a la suba de los costos de producción”, dice el boletín de setiembre de Cepea. Y agrega que “incluso con los precios de la leche en niveles altos, las inversiones en la actividad siguen limitadas, ya que los márgenes de los productores este año están más justos”. Las investigaciones realizadas por Cepea indican que los insumos de la actividad lechera están más caros y que “en el acumulado del año subieron más que el precio de la leche”. El costo operativo de la actividad lechera en Brasil creció “un expresivo 14% desde el inicio del año”, dice la prestigiosa entidad paulista.
Las expectativas no son muy alentadoras en este sentido. La opinión generalizada en el ámbito internacional es que los precios de la energía seguirán altos. Según un artículo de la prestigiosa publicación The Economist, los altos precios de los combustibles fósiles “llegaron para quedarse” debido a la relativamente baja inversión en la extracción de petróleo, gas natural y carbón. Este mes de octubre el barril de petróleo Brent —el de referencia para Uruguay— superó los US$ 80, con una recuperación de más de US$ 30 desde que empezó el año. Y la tendencia sigue y seguirá siendo alcista en la medida que la economía mundial siga recuperándose de la pandemia y que la OPEP ampliada siga haciendo oídos sordos a las presiones para que eleve la extracción de crudo.