En entrevista con IT Lechería, el nuevo presidente del Instituto Nacional de la Leche (Inale), Álvaro Lapido, habló sobre los principales desafíos que visualiza para el sector y contó a grandes rasgos cuáles son las líneas de trabajo que guiarán su gestión para que la lechería vuelve a crecer. Dijo que hoy el foco de acción está desplegado en varios frentes como mejorar la red tecnológica y su difusión en aquellos productores que todavía tienen para mejorar en eficiencia, cambios en la instrumentación del Fondo de Garantía Lechero (Fogale), el Fondo de Financiamiento y Desarrollo Sustentable de la Actividad Lechera (FFDSAL) y la reducción de los costos del crédito para toda la cadena, entre otros temas.
La lechería enfrenta una coyuntura compleja desde hace un buen tiempo. Tenemos caída en los niveles de producción de buena parte de los productores medianos y pequeños y menos tambos. ¿Cómo visualiza esa problemática?
Cuando miramos el universo de los tamberos que se van bajando de la producción son en todos los estratos, grandes, medianos y chicos, con mayor proporción de chicos y medianos. Hay casos donde el productor familiar -que no paga salarios- está mejor que un productor medio. En Inale, la visión que tenemos es para toda la lechería: no cómo se hace para salvar a determinado sector. Tenemos que ver temas de competitividad que mejoren la ecuación de todos quienes remiten leche.
Tenemos temas a nivel de la industria. Hay que buscar condiciones para las industrias medianas que integran la CILU, que está con dificultades grandes. Tenemos que ver cuáles son sus problemas de productividad del trabajo, costos de energía, indicadores de baja productividad. Estamos mirando toda la foto de la lechería. Creo que, si uno se limita a salvar especialmente a determinados sectores o plantas, no mira la totalidad que es recomponer el negocio lechero en su globalidad. Acá estoy hablando desde el sector primario, producción de leche, queseros artesanales, las queserías industriales, plantas lácteas chicas, medianas y las grandes que son exportadoras.
¿Qué respaldo tiene su plan de acción por parte del gobierno?
Con el ministro de Ganadería, Carlos María Uriarte, coincidimos en que tenemos que crecer en el conjunto de la cadena para que quede el menor número posible de productores por el camino. Lamentablemente en el mundo, a tasas mayores o menores, van disminuyendo las unidades productivas. No solo pasa en Uruguay sino en otros países. En Uruguay, la producción de leche si sacamos a los megatambos (Olam y Estancias de Lago) cayó un 15% en los últimos cinco años. La lechería viene perdiendo productores. La zona del litoral ha perdido mucha leche. Tenemos un mandato del gobierno de recomponer el negocio lechero y crecer en leche.
De nada sirve una planta que esté cerrada si no tiene leche o cuenca. Han venido (inversores) a visitar plantas en el último tiempo, pero el valor del ladrillo o de las máquinas es menor frente a una planta que tenga una cuenca. Volver a recomponer una cuenca es muy costoso salvo que uno apueste por canibalizar, que no es el camino. La idea es tratar de que la producción de leche pueda crecer un 10%, 15% en los próximos años y Uruguay mejore todos sus indicadores. Las plantas necesitan mejorar su productividad y eso se hace con más leche. Lo mismo les pasa a los productores que con mayor producción pueden licuar mejor sus costos fijos.
¿Cómo se logra esa mayor productividad?
Por suerte a nivel primario hay una red tecnología sectorial que está liderada por muchas instituciones como el LATU, el INIA, entre otras. Hay un camino que lleva producir más leche. Hay un grupo grande de tambos en torno a este proyecto que ha crecido. Si dividimos los productores en tercios, hay 700 que han crecido a tasas del 10% y 12% en esta última etapa de crisis, un tercio está estacionado, y otro tercio que vienen bajando su producción. Ese modelo de producción requiere de inversión, de mayores áreas de praderas, rotación, inversión en infraestructura, etc.
¿Están todos en el mismo punto de partida?
No todos los productores pueden acompañar. Queremos buscar la forma de financiar a los productores para que den un nuevo escalón. Hay gente que está dispuesta a recorrer ese camino y otros quieren quedarse. Es una decisión muy personal. Tenemos un universo de todas las edades y capacidades que gestionar. Hay productores que tienen más capacidad de adaptarse a la baja de costos. Y con la industria pasan cosas parecidas. Hay una brecha muy grande en materia de indicadores entre las plantas más chicas y aquellas que se dedican a la exportación.
Sorprende la brecha entre el 25% inferior de los productores con menor rentabilidad y el 25% con las superiores. En este último grupo, tenemos productores con ingresos netos de US$ 400 por hectárea. Ayudar a mejorar los indicadores es uno de los desafíos. Hay que buscar qué tipo de transferencia se pretende instrumentar. Si será el Ministerio, el INIA, o el Plan Agropecuario. Hay que buscar la forma de acercar a los rezagados a los mejores números. Hay mucha cosa para hacer y estamos en eso. Tenemos técnicos que están trabajando en el tema de mejorar las tasas de financiamiento que tienen cualquiera de los actores de la cadena. Hoy se consigue dinero más barato de lo que se conseguía hace cinco años. Todas esas cosas son parte del trabajo que Inale realiza en conjunto con los ministerios de Ganadería y Economía. Estamos trabajando para recomponer el negocio lechero.
¿Qué es lo más urgente?
Estamos tratando de priorizar las cosas que hay que atender. En estos tres meses, me he dado cuenta de que son mucha las perillas que hay que tocar. No es mover una variable o dos para que la lechería mejore. Son muchos temas. Los campos de recría que están teniendo dificultades: ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué no funcionan? Hay exigencias de los productores de punta para recrías más aceleradas, que están pidiendo entorar a los 15 meses y a los 24 meses tener la reposición. Hay que tener ganancias muy altas de kg, con pastura y algo de silo y no se está dando. Hay que promover cambios. Los campos de forraje son otra herramienta que se está difundiendo y tiene posibilidades. El ejemplo de San Ramón es un caso.