Por Andrés Oyhenard
Gustavo Bianco (62 años), sigue siendo productor lechero, aunque prácticamente la totalidad de su rodeo lechero lo liquidó el pasado 23 julio. “No fue una decisión fácil”, admite en diálogo con La Lechera el tambero floridense y directivo de la Sociedad de Productores de Leche de Florida (SPLF). Una serie de factores lo llevaron a dar un paso al costado. Hoy sigue involucrado con el sector con un rodeo de unas 20 vacas buscando aprovechar la última primavera, aunque tiene poco como tal dado el déficit hídrico que se viene arrastrando desde el invierno.
También se dedica a la venta de semen de ganado lechero canadiense y estadounidense de la empresa Alta Genética; trabajó durante 26 años en la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en Control Lechero y es Técnico en Lechería de la Escuela de Lechería de Colonia Suiza. “Siempre fui un apasionado de la genética”, señala, algo que llevó a su tambo con la inseminación artificial de ganado Holando y Jersey. De hecho, en la última Expo San José, una vaca Jersey de su tambo — que presentó el cabañero Dulio De León— fue la Reservada Gran Campeona y otra, la tercera mejor hembra.
Bianco dice que con su edad y al no tener quién siga con el tambo en su familia, decidió pasar a la invernada de animales. “Hace años más o menos que estaba meditando esa decisión”, comenta.
Una vida en el tambo
Bianco estuvo 37 años con el tambo. Arrancó por el año 1985 ordeñando a mano y, desde 1988, comenzó a remitir a Conaprole. “Ahora vamos a encarar otra actividad”, dice con un poco de nostalgia. Su campo está en la ruta 5 sobre el kilómetro 124 entre Sarandí Grande y Florida, aunque la actividad la inició en un predio arrendado en la localidad de Santa Teresa sobre el km 109 de la ruta 5. Gustavo tenía vacas lecheras en un establecimiento de sus tíos. En 1994 le surgió la posibilidad de arrendar su campo actual hasta que en 2006 se le dio la posibilidad de la compra a través de un préstamo con el Banco República. Es un predio de 138 hectáreas típico de la zona floridense, con zonas de piedra y otras más productivas. Su índice Coneat promedio es de 120.
En picos de producción llegó a ordeñar unas 130 vacas y en invierno reducía la carga a unas 85-90 vacas para no apretarse con la disponibilidad de comida. Para suplementar, se apelaba a la compra de fardos de predios externos. Al final tenía un empleado que se encargaba del tambo y otro de las tareas complementarias.
Bianco comenta que la última crisis del sector —que arrancó en 2015 y se extendió por un quinquenio— lo marcó como productor porque se cuestionaba cómo podía ser que con la capacidad que tiene la lechería en Uruguay, la ecuación económica era tan compleja.
“En el tambo si no estás invirtiendo constantemente y tratás de hacer las cosas bien, no es rentable. A las vacas tenés que siempre darles de comer y estar siempre arriba”, afirma. Esta última crisis le generó cierto desgate emocional y también se sumaron complicaciones con el manejo del personal “algo que no es sencillo”. Un episodio que lo marcó fue el tener que tirar unos 2.000 litros de leche porque no se encendió el tanque de frío.
“Para seguir tenía que seguir invirtiendo, pero también quería tener una vida un poco más tranquila. Yo me calentaba mucho cuando había cosas que no salían porque soy un apasionado por la lechería”, comenta. Tras una charla con su señora, que es maestra, hizo un click y decidió que lo mejor para su salud era dar un paso al costado.
Por otro lado, Bianco dice que no solo hubo factores internos que lo llevaron a bajar la cortina. Uno de ellos es la constante conflictividad laboral que se viene acarreando en Conaprole. “A los productores nos molestan estos conflictos porque no tienen una explicación. Son cosas que desgastan porque uno trata de hacer las cosas bien y después la cooperativa (por Conaprole) pierde miles de dólares por las intransigencias de su sindicato”, cuestiona. En ese marco comentó que vio cómo estuvo de angustiado un vecino porque, durante el último conflicto, casi tuvo que tirar leche porque no llegaba el camión a su tambo.
El precio de la leche y la competencia
Bianco dijo que hoy el productor en términos históricos está recibiendo un “un buen precio” medido en centavos de dólar por litro. “Sin embargo, pese a que han bajado un poco en este último tiempo, la suba de los insumos ha cortado muchísimo el margen de rentabilidad de todos los establecimientos”, alertó. El productor destacó el aumento de los fertilizantes, entre otros.
Por otro lado, se refirió a la estructura actual de la industria donde Conaprole prácticamente tiene el 80% de la remisión de leche del país. “Creo que sería bueno que Conaprole tuviera una sana competencia y más fuerte. Eso indudablemente redundaría en un mejor precio para el productor, pero también en toda la cadena porque todas las industrias se preocuparían por mejorar su eficiencia de productividad”, indicó.
Para el productor, que la competencia que tenga Conparole sea hoy “escasa”, lleva a que exista “cierta tranquilidad” de la cooperativa de que no va a perder productores o que tenga problemas por el volumen de leche que está procesando.
“Mi impresión de estos años de tamberos es que el precio de la leche es lo que sobra de las obligaciones que primero tiene Conaprole”, indicó.
El vínculo con la SPLF
Bianco ha estado vinculado con la SPLF desde su inicio como remitente a Conaprole en 1988. Recuerda que en ese entonces no tenía ni un tractor y que todas las tareas de labores, siembra y demás las hizo con la Sociedad de Productores. También recuerda que cuando se abrió el campo de recría La Cruz llevó sus primeras cuatro terneras.
“Con la Sociedad siempre tuve un vínculo muy especial. Es la defensora gremial de los productores y después tenés todos los servicios que se prestan hoy en día. Hoy algunas cosas que son muy innovadores como todo lo que se está haciendo ahora con la medición de pasturas”, valoró.
Añadió el aniversario de 65 años demuestra la “vigencia” de una institución “clave” para el desarrollo de los productores floridenses, que hoy tiene una plantilla de unos 80 trabajadores.