El veterinario Gonzalo Iglesias es la tercera generación de tamberos en su familia. Hoy le toca gestionar el tambo familiar que forjó su padre. Además de productor lechero, trabaja como profesional independiente y es el actual vicepresidente de la Sociedad de Productores de Leche de Florida (SPLF).
Tiene en promedio unas 400 vacas en ordeñe sobre la ruta 56, en Juncal, Florida. El promedio del último año por vaca se ubicó en 22 litros/día; desde hace años que optó por Holando de origen americano y remite su producción a Conaprole hace más de 50 años. El modelo del negocio de su tambo es básicamente pastoril, que complementa con reservas. También hay un área del campo más alejada destinada a la ganadería. Está casado con una médica, tiene dos hijos de 15 y 18 años, y es hincha de Peñarol. Para tener su impresión de cómo ve hoy al negocio, La Lechera de noviembre dialogó con Iglesias.
¿Qué características tienen el tambo que hoy tiene a su cargo?
Es un emprendimiento familiar con más de 70 años en la actividad. Soy la tercera generación. El tambo está en ruta 56, Juncal. Hasta hace poco tiempo estuvo al frente mi padre, que se retiró por razones de edad. Tenemos dos salas de ordeñe con un promedio de 400 vacas anual. Soy médico veterinario y reparto mi tiempo entre el ejercicio de mi profesión y el trabajo en la empresa familiar. La producción lechera es básicamente pastoril con la utilización estratégica de reservas (fardos y silos). Tratamos de meter bastante presión sobre los costos. El último año cerramos con un promedio de producción individual por vaca en 22,3 litros. En el tambo trabajamos con ganado Holando americano desde siempre. El 70% de la parición la tenemos en el otoño, y el restante 30% en primavera. Hacemos la recría y las reservas en el propio establecimiento; también complementamos la actividad con ganadería en las zonas más alejadas del tambo.
¿Cómo está viendo el negocio de la lechería hoy? Parece que hoy el viento está cambiando.
El negocio está mejor, pero, desde diciembre de 2014 hasta acá, ha sido malo. La rentabilidad ha sido extremadamente baja y muchas debimos ponerle dinero al tambo. En nuestro caso, es una empresa que se maneja con un endeudamiento bancario muy bajo, siempre hemos seguido esa conducta desde que mi padre estuvo a cargo. Las inversiones tratamos de hacerlas con fondos propios.
Conaprole realizó anuncios importantes sobre el precio de la leche para los próximos meses. ¿Cómo los tomó?
El aumento del precio de la leche no se resistía mucho más con los niveles actuales de los lácteos en los mercados internacionales. El problema más importante que teníamos era el margen, no tanto el precio. Con toda la suba que hubo con los insumos, fertilizantes, semillas, combustibles, concentrados (…) Todo eso hizo que el margen se hubiera achicado bastante. Si bien está mejor antes, hoy tampoco es un flor de negocio. El margen de rentabilidad sigue siendo acotado. Ahora con estos anuncios de precios de Conaprole esperemos que mejore un poco más.
Usted está en contacto con distintos productores y referentes del sector. ¿Podemos esperar una mejora de la producción con estas nuevas señales de precios?
El know how del negocio está. Lo que falta son decisiones a nivel de la cooperativa y del gobierno para estimular a los productores para que aumenten su producción. Las condiciones están intactas. Está la genética, la manera de producción uruguaya y hay una capacidad ociosa a nivel industrial que tenemos que buscar la forma de aprovecharla. La señal que envió recientemente Conaprole de marcar un precio para cuatro meses para adelante, es algo que las gremiales la venimos reclamando desde siempre y tremendamente positivo.
Es muy difícil tener un negocio sin tener una previsión de cuánto te puede ingresar por el producto que vendés. Esa fijación mes a mes que tenía Conaprole era compleja para toda la proyección de los números del negocio. Es necesario contar con una cierta previsión de precios a más largo plazo.