Entre enero y junio de este año, 89 productores lecheros dejaron la actividad, de acuerdo a datos oficiales del Fondo de Financiamiento y Desarrollo Sustentable de la Actividad Lechera (Ffdsal), que divulgó El Observador. La comisión administradora de ese fondo está integrada por un representante del Ministerio de Ganadería, otros dos delegados de los ministerios de Industria y Economía, además de representantes de los productores, la industria láctea y el Inale.
Al comenzar el año figuraban 2.448 productores (al 31 de diciembre) que remitían a plantas industriales, que pasaron a ser 2.359 al 30 de junio. Si se toman en cuenta la cantidad de matrículas registradas en el Ffdsal a marzo de 2016, habían 2634, mientras que para 2019 eran 2411, unos 223 menos.
Estos datos oficiales implican que cada 48 horas un productor lechero abandona la actividad, números que -aunque no coinciden exactamente- van en la misma línea que un análisis realizado por la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), que arrojó que cada 42 horas un tambo bajaba la cortina en Uruguay.
Los ingresos brutos (sin descontar la inflación) que percibieron los tamberos por su producción a plantas industriales sumaron US$ 252 millones en el semestre enero-junio, una caída de US$ 50 millones frente a los US$ 302 millones de igual período del año pasado. Como era previsible, una menor remisión a planta y un menor precio medido en dólares (por la fuerte suba que tuvo el tipo de cambio en el primer semestre) impactaron negativamente en los ingresos de los tamberos, y en gran parte es el reflejo de la problemática de liquidez y pérdida de rentabilidad que viene denunciando hace bastante tiempo el sector primario.
El precio medio en dólares por litro de leche del período enero-junio promedió US$ 0,30 por litro, frente a los US$ 0,34 del año pasado. A su vez, la remisión cerró el semestre con una contracción del 8%.