Se considera que las vacas de raza Holando sufren estrés térmico por encima de los 27°C de temperatura ambiente. Esto significa que su metabolismo cambia y se hace menos eficiente para transformar lo que comen en leche. A las altas temperaturas pueden sumarse condiciones de humedad ambiental.

Para tener una idea del impacto que tiene el calor en el metabolismo, basta considerar que cuando la temperatura ambiente sube de 30 a 40°C, el consumo de energía por el animal para su metabolismo basal se incrementa de 10% a 30%. Es decir, se triplica su consumo energético basal con esos 10 grados de aumento térmico. Lógicamente, esto determina que quedará menos energía para ser utilizada con fines productivos. Sumado a esto, el calor provoca una disminución del consumo y mayor tendencia a la acidosis.

Hay que tener en cuenta que los alimentos consumidos por los rumiantes sufren en su mayoría un proceso de fermentación en el rumen, que produce calor. Este fenómeno se puede medir y por tanto se sabe que los alimentos que fermentan como los carbohidratos y las proteínas degradables en el rumen, causan un incremento térmico. Este tipo de

alimento contribuye a la sobrecarga térmica que el organismo tiene como consecuencia del calor ambiental.

En cambio, las proteínas no degradables en el rumen y los aceites y grasas no causan ese incremento térmico ya que no fermentan y en consecuencia, aunque son fuente de energía para el metabolismo, no liberan más calor al cuerpo.

Es así que se puede hablar de dietas calientes (compuestas por carbohidratos solubles y estructurales; proteína degradable en el rumen) y dietas frías (basadas en proteína no degradable en el rumen, aceites y grasas).

Ante un clima que se presenta con temperaturas veraniegas altas, es muy positivo manejar además de las medidas físicas conocidas (sombra, acceso al agua, aspersiones, ventilación) los componentes de la dieta como herramientas para mitigar el impacto productivo.

Toda vez que sea necesario suplementar proteína, la inclusión de concentrado con un porcentaje alto de pasante (no fermenta en el rumen) y que aporte aceite para dar energía fría, ayuda a conseguir las metas que nos proponemos en las dietas sin agregar calor. Esto se consigue con un concentrado de soja obtenido por extrusión (no por solvente como la harina). La suplementación proteica con expeller extrusado de soja a una

dieta que tenga abundante fibra como las pasturas, es una contribución efectiva para disminuir los efectos negativos del exceso de calor ambiental en vacas en producción. Fuente: Equipo Técnico de Panarmix