La primera señal tranquilizadora para la exportación de ganado en pie se dio por la vía de los hechos: el barco de Gladenur que estaba previsto zarpara pocos días después de que el Ministerio de Ganadería aprobó un nuevo y exigente protocolo para los embarques, salió del puerto hacia Turquía en tiempo y forma.
Finalmente, lo que el ministro Benech había dicho por radio desde China, en cuanto a que las normas aprobadas ya estaban vigentes y se ponían para ser cumplidas, no era tan así. Las autoridades sectoriales recibieron a los exportadores de ganado en pie esta semana y les dieron la tranquilidad en cuanto a que habrá un plazo para que los nuevos requisitos entren a regir y que, además, se analizarán los puntos que los exportadores aseguran son imposibles de cumplir, como por ejemplo la cantidad de luz en los corrales.
Los anuncios realizados por el director general de los Servicios Ganaderos, Eduardo Barre, son tranquilizadoras para todo el complejo cárnico. No hay dudas de que la exportación de terneros en pie en ejercicios pasados es el principal factor responsable desde el lado de la oferta del recalentamiento del mercado del gordo. El otro factor viene desde la demanda y es China.
Por cierto, esto implica un gran dolor de cabeza en la actual coyuntura para la industria que, a pesar de que vende a precios históricamente altos, no puede disfrutar de favorables márgenes de rentabilidad debido a que el precio de compra subió más que el de venta.
Sin embargo, más allá de coyunturas desfavorables con las que la industria ya sabe debe lidiar recurrentemente —el problema de la actual es que es más larga que lo usual— la herramienta de la exportación en pie es esencial para darle estabilidad al precio del ternero y seguridad a la cría para apostar a tener más terneros. Por lo tanto, en el mediano y largo plazo implica una mayor oferta de hacienda para faena.
Eso lo confirman los números observados en el largo plazo. En la última década el promedio de faena de vacunos por ejercicio fue de 2,2 millones. La exportación en pie, con grandes oscilaciones, promedió 211 mil cabezas anuales. Nunca antes había habido un promedio tan alto ni en la faena ni en la exportación en pie. En la primera década del siglo la faena fue levemente inferior a 2 millones de cabezas y la exportación en pie de solo algunas decenas de miles. En décadas anteriores la faena se ubicaba en un eje de 1,5 millones de vacunos y la exportación en pie no estaba permitida.
Sin dudas la exportación en pie no es el único factor que ha permitido un crecimiento en la cantidad de cabezas producidas, pero es uno de ellos. Es buena cosa que la herramienta se mantenga efectiva, más allá de que en la actualidad Turquía, el destino principal, no está emitiendo nuevos certificados de importación.