Tras el impasse del verano, la situación con la pandemia en Europa es de extrema gravedad, por lo que los gobiernos están volviendo atrás con las medidas de reapertura. Bares, restoranes, cines, entre otros vuelven a cerrar en países tan importantes como Alemania, Francia e Italia. El impacto sobre los alimentos que se consumen en una alta proporción fuera de las casas es tremendo, entre ellos la carne vacuna.
En Uruguay la industria se apresta a comenzar con las faenas para la ventana de la cuota 481 que comienza el 1º de enero. Pero sus clientes en Europa les piden que las atrasen porque no tienen ventas. “En algunos casos nos piden que las pasemos para la ventana de febrero”, comentó un industrial. Pero para los frigoríficos es muy difícil, si no imposible, darse vuelta y decirles a los propietarios de los corrales que mantengan el ganado tres meses más en el feedlot.
Lógicamente, también impacta sobre el mercado del Hilton, de animales terminados a pasto. El rump & loin argentino bajó en el entorno de 50% desde mediados de julio a unos US$/t 7.000. En Uruguay no hay referencia de precio.
En cuanto a la cuota 481, de animales terminados a corral, la estrategia de varios importadores europeos pasa por reducir el volumen de compra y concretar las cargas lo más tarde posible, de manera de dejar pasar la actual situación y jugarse a que, en un mediano plazo, comience nuevamente a levantarse el lockdown. Pero se trata de una ingeniería difícil, porque la estrategia de otros importadores bien podría ser la de recibir las cargas antes, jugarse a una reapertura más rápida —o congelar el producto— y después podría suceder que la cuota se termine. Cabe recordar que a partir de enero el cupo trimestral vuelve a reducirse, pasando de 6.625 toneladas por trimestre a 5.500 toneladas. “Es como una partida de póker”, graficó el industrial.
En principio, lo que los frigoríficos le están sugiriendo a los corrales es atrasar las cargas 15-20 días. Más allá de ese plazo, el negocio se empieza a comprometer. Para quienes la situación actual es muy comprometida son los casos de corrales que no hayan cerrado con anticipación el negocio con el frigorífico. El interés por producto adicional en estos momentos es nulo.
La situación es similar a la que se dio en marzo con los importadores europeos, pero no es igual. Primero, se cuenta con aquel antecedente. Se sabe quiénes fueron los importadores que renegociaron sus contratos y quiénes cumplieron a pesar de la difícil situación de mercado. Segundo, en aquella oportunidad la debacle se dio en marzo, con los contenedores en el agua. Ahora, todavía no empezaron las faenas. Los importadores, al menos por el momento, lo que están renegociando es la fecha de entrega, retrasándola lo máximo posible. Esa es otra diferencia, porque no se están renegociando los precios.
Toda esta situación plantea un gran signo de interrogación hacia adelante. Un negocio como el de la cuota, que entre varias virtudes tenía la de la previsibilidad, está sumamente comprometido. Primero lo estuvo por la cada vez más exigua ventana de producción. Ahora, por el terremoto del coronavirus. Además, anualmente se seguirá recortando el volumen del cual Uruguay puede participar, llegando a un mínimo de 2.500 toneladas trimestrales a partir de 2026.
Hay que seguirle buscando alternativas. Es esencial para acelerar la velocidad de terminación, lo que repercute en una menor edad de faena, en un mejor precio de la recría y, por ende, en mejores cotizaciones de los terneros, la categoría que más hay que cuidar para que la ganadería siga por la senda de desarrollo y crecimiento.