La extracción de vacunos dejó atrás cinco años consecutivos de crecimiento para caer de forma consistente en 2019, en casi 400 mil cabezas, debido a la menor faena y, fundamentalmente, a la fuerte caída de la exportación en pie.
La extracción de vacunos había tocado un piso de los últimos años en 2013, apenas superando los 2 millones de cabezas, y creció a un máximo histórico de 2,76 millones en 2018, de la mano de exportaciones en pie históricamente altas (420 mil animales) y de una faena sostenida en niveles elevados (2,34 millones).
El año pasado se constató una baja muy fuerte de la exportación en pie a unas 137 mil cabezas —la menor desde 2013, cuando Turquía estuvo fuera del mercado— y un descenso de112 mil cabezas en la faena. Sumando ambas, la salida por ventas finales de animales del sistema cayó en 395 mil de un año a otro.
En este arranque de 2020 todavía son muchos los signos de interrogación acerca de cómo van a estar evolucionando las cosas en los meses venideros. ¿Se recompondrá la demanda de China y volverá a ser el motor del mercado? ¿Turquía volverá a emitir certificados de importación de vacunos en pie? ¿Cómo se comportará el clima?
Desde el lado de la oferta de novillos en edad de faena, este primer semestre de 2020 luce tan desafiante para la industria como el segundo de 2019. La generación que más se contrajo por la exportación en pie fue la de 2017, que es la que está quedando pronta actualmente.
Podría haber algo más de disponibilidad de vacas a partir del segundo trimestre. La generación 2019 de terneros va a ser numerosa y si la exportación en pie no participa de forma activa en el mercado, sumado a precios de la hacienda terminada que no serán los mismos que los del año pasado —serán altos desde un punto de vista histórico, pero inferiores— la zafra de terneros podría alcanzar cotizaciones inferiores, disminuyendo el aliciente para mantener los vientres en el rodeo de cría y elevando la oferta de vacas para las invernadas.
Si China vuelve a empujar, habrá un aliciente para terminar los animales más rápido —más inversión en pasturas, suplementación estratégica, engorde a corral— y hacia el final del año podrían empezar a aparecer en cantidades más altas novillos terminados de la generación 2018, mucho más numerosa que la anterior, dado que se fueron muchos menos animales en pie a Turquía.
La exportación en pie depende principalmente de una decisión administrativa del gobierno de Turquía, por lo que es muy difícil de anticipar. Factiblemente hacia mediados de año, una vez mejoren los números de los engordadores en ese país, volverán a emitir certificados.
Una cosa parece clara: no se va a volver a los niveles de extracción de 2018, a no ser que haya algún desastre climático. Aquel pico histórico quedará como una cifra a alcanzar nuevamente en algún momento del próximo lustro.