Ricardo Reilly – Representante de ARU en INAC.

En lo que va del año los niveles de faena han venido en aumento, lo que incrementa el porcentaje de extracción del stock vacuno en Uruguay. Al alto nivel de demanda a nivel internacional, que sustenta la faena, se suma un evento climático en esta última primavera verano que ha acelerado el proceso de envío a faena de ganados que en muchos casos tenían una terminación media, no al 100%. Por lo que es factible que en algún momento la faena se vea afectada por la ausencia de oferta, más que por la falta de demanda.

El Ing. Agr. Ricardo Reilly, representante de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en la Junta Directiva del Instituto Nacional de Carnes (INAC), dijo que “la extracción viene de la mano de la demanda internacional, y si esto es sostenible en el tiempo solo lo van a determinar los precios y la capacidad de inversión que tenga la producción, porque yo soy de la idea que los sistemas siempre tienden al equilibrio”.

El productor reconoció que debido a que la ganadería “es un proceso lento”, es normal que “los equilibrios no se logren con tanta velocidad como en otros sectores”. Recordó que “la vaca tarda nueve meses en parir”, por lo que resaltó la importancia de “las señales, los mercados y la estabilidad” en el negocio, porque entiende que la misma “nos da las posibilidades de tener proyecciones en un negocio de tan largo plazo como el ganadero”.

Las altas tasas de extracción que actualmente tiene el país se sostienen “a través de una aceleración de los ciclos de producción, y cuando hablo de aceleración, lo hago del engorde y en la recría no solamente de machos, sino también que tiene que ser en las hembras, porque de alguna forma también hay que seguir metiendo no solo kilos a la faena sino también vacas a edades más tempranas a los entores, porque si no estaríamos desarmando la máquina de producir”.

Reilly dijo que la fotografía actual, con las tasas de extracción, “es probable que caiga en unas 400 o 500 mil cabezas el próximo DICOSE” tal cual se ha proyectado por Tardáguila Agromercados en febrero. A pesar de ese posible descenso dijo que “no debemos alarmarnos porque la producción tiende al equilibrio si las señales del mercado están dadas para que se mantenga viva, activa y vigente la máquina de producir que, en definitiva, son esos más de 4 millones de vacas y lo que puede ser la incorporación de vaquillonas a edades más tempranas”.

Respecto al ingreso de un mayor número de vientres a los entores, el productor dijo que se trata de “bajar las que hoy se siguen entorando con 3 años a 2 y, eventualmente, en un sistema un poco más intensivo, bajar a entores de 2 años o de 2 años para abajo”.

Reilly sostuvo que tampoco debe alarmar que “haya animales jóvenes en la faena, no tenemos que asombrarnos porque tengan quizás alguna menor terminación o menor peso”, pero remarcó que sí se debe “mirar el largo plazo y saber que estas señales, en la medida que se mantengan en el tiempo —y no estoy hablando únicamente del precio— creo que están dadas las condiciones para que Uruguay continúe con esta senda de crecimiento que ha venido transitando en los últimos tiempos”.