Con la publicación de la norma del gobierno argentino que suspende las exportaciones de carne vacuna por 30 días ayer comenzaron a despejarse algunas de las grandes interrogantes que habían surgido luego de que el lunes a la nochecita se supo la noticia.

La suspensión corre desde el 20 de mayo y deja fuera a las cuotas otorgadas a la República Argentina. Por lo tanto, los exportadores podrán seguir trabajando la cuota Hilton, la 481, la de Estados Unidos y un cupo que tiene con Colombia. Queda alguna duda en cuanto a una posible cuota de enfriado con Israel.

Es un momento trascendente para el cumplimiento de las cuotas europeas, porque se están realizando los últimos embarques Hilton del ejercicio 2020/21 y se comienzan a enviar los contingentes 481 para el trimestre que comienza el 1º de julio. Esta preocupación, por lo tanto, queda despejada. Los importadores europeos estarán tranquilos de que podrán contar con el valorado bife argentino para el verano.

La contracara es lo que pasa con Israel y, fundamentalmente, con China. Para beneficio de los exportadores, China no tiene cuotas de importación, por lo que se puede colocar todo el volumen que se quiera con un arancel de 12%, relativamente bajo. El malhumor de los importadores y del gobierno de China con Argentina es enorme. Es el segundo principal proveedor y, de buenas a primeras, le suspende las ventas por 30 días en un momento de muy intensa demanda desde el gigante asiático. Y Beijing suele responder este tipo de impertinencias con alguna medida que le duela a quien le hace pasar un mal trago. Por lo tanto, habrá que esperar a ver por dónde responde China. Posiblemente sea por el lado de las vacunas.

El caso de Israel también es claro. Los equipos de rabinos están trabajando en toda la región y, de buenas a primeras, se quedan un mes sin el producto argentino. Especulan con la posibilidad de compensarlo con una mayor producción desde Uruguay y Paraguay pero, para ello, seguramente deberán aceptar precios de compra más altos.

En esta coyuntura se supo de algunos precios que “volaron” en ventas a China, tanto desde Brasil como desde Uruguay, quienes aprovechan la situación. Pero será una coyuntura. En el más largo plazo, lo que hay que hacer bien visible es la condición de país creíble, que cumple con sus compromisos y que no toma decisiones intempestivas que dejan ruedas para arriba a los negocios. Ese será el real beneficio para Uruguay como proveedor de alimentos al mundo, mucho más importante que el aprovechamiento de la coyuntura.