Como si se hubiera echado un fósforo en un barril de petróleo, los mercados internacionales se vieron estremecidos al arranque de esta semana por el conflicto entre Arabia Saudita y Rusia que deja de rehén al precio del crudo.

Dos de los grandes exportadores mundiales de petróleo como Rusia y Arabia Saudita se enfrascaron en una guerra sin cuartel. Los saudíes desplomaron más de 20% el precio del barril, con el Brent —referencia de Ancap— cerrando ayer a US$ 33,4, una baja de 26,2%, la caída diaria más pronunciada desde la guerra del Golfo en 1991.

Por más que bajas en los precios del crudo en general son tomadas con optimismo en los mercados, dado que implica un menor costo de producción y de transporte, en este caso fue un factor distorsivo adicional que se sumó al grave problema del coronavirus que tiene a más de 15 millones de italianos aislados. Los principales índices accionarios en Wall Street cayeron en el entorno de 7,5%, la mayor caída diaria desde la crisis financiera de fines de la década pasada.

Todo se vio impactado, incluyendo precios agrícolas y monedas de los países emergentes. En la plaza local el dólar agudizó su valorización; el interbancario cerró a $ 43,199, un aumento diario de 3,7% y de 32% respecto a la misma fecha del año pasado.