El gobierno de Xi Jinping anunció su intento más contundente hasta el momento para rescatar el debilitado mercado inmobiliario chino, flexibilizando las reglas hipotecarias e instando a los gobiernos locales a comprar viviendas no vendidas mientras las autoridades están cada vez más preocupadas por el lastre del sector sobre el crecimiento económico.

El paquete de apoyo también incluye requisitos de pago inicial más bajos para los compradores de viviendas y 300.000 millones de yuanes (US$ 42.000 millones) de financiación del banco central para ayudar a las empresas respaldadas por el gobierno a comprar el exceso de inventario de los promotores. Esas propiedades luego se convertirían en viviendas asequibles.

Si bien los inversores en acciones aplaudieron la noticia (lo que hizo que el índice de acciones de los promotores subiera casi 10% el viernes), no está nada claro si el plan pondrá fin a la crisis inmobiliaria. El financiamiento anunciado por el banco central de China es sólo una fracción de lo que algunos analistas dicen que se necesita para abordar el desajuste entre oferta y demanda en el sector inmobiliario, y muchos compradores potenciales están esperando que los precios caigan aún más antes de intervenir.

Sin embargo, el anuncio del viernes subrayó el renovado enfoque de Xi en apuntalar la segunda economía más grande del mundo, que enfrenta una serie de desafíos, desde el aumento de los aranceles estadounidenses hasta el desempleo juvenil históricamente alto. La pregunta es si las autoridades pueden reunir la combinación adecuada de poder financiero y ajustes de políticas para apuntalar la confianza sin volver a los excesos especulativos de décadas anteriores.

Los mercados reaccionaron positivamente. El índice inmobiliario de la Bolsa de Valores de Shanghái subió 6,2%. Un indicador de Bloomberg de las acciones de los desarrolladores chinos aumentó 9,6%, llevando las ganancias al 16,8% este año. Fuente: Bloomberg