Extendida en 14.000 hectáreas, con casi siete millones de plantas y 20.000 trabajadores, la citricultura es el rubro horti-frutícola más importante del Uruguay. El hecho de que esté orientada a la exportación implica atender múltiples desafíos competitivos que requieren de los aportes de la ciencia y que fueron analizados por el Ing. Agr. (PhD.) Fernando Rivas, director del Programa de Investigación Citrícola del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).

“La citricultura uruguaya está orientada a la exportación y tiene muchos competidores en el mundo. Para diferenciarse la clave está en afinar el conocimiento sobre lo que buscan y les gusta a los consumidores”, explicó el experto. Actualmente las tendencias de consumo se inclinan a alimentos saludables, fáciles de preparar y comer, y cuya producción implique menos uso de agroquímicos y sea cuidadosa con el medioambiente.

“Pelar una naranja y comerla es muy sencillo. Pero lograr que sea rica, saludable, inocua y que se pueda producir de manera sustentable es un trabajo muy complejo, que no todos saben que implica años de investigación, conocimiento, tecnología y personal capacitado. Eso es solo una parte de lo que hacemos en INIA para que Uruguay envíe citrus a los mejores destinos del mundo y sea competitivo”, señaló Rivas.

Además de realizar mejoramiento genético para obtener variedades atractivas para el mercado interno y el internacional, y de generar tecnologías avanzadas en producción, INIA también trabaja en el control de plagas y enfermedades que afectan a las plantas de citrus, entre ellas, el HLB.

Según explicó el experto, esta enfermedad mata las plantas de cítricos en pocos años y ya ha causado estragos en diferentes países del mundo, entre ellos Brasil. Si bien en Uruguay no está presente, sí se encuentra el insecto que la trasmite, de ahí que desde el gobierno se determinara como un tema crítico y prioritario al que atender desde la institucionalidad agropecuaria.

En respuesta a esta preocupación y para mitigar los riesgos de ingreso de este problema al país, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca creó el Programa Nacional de Certificación de Plantas Cítricas, con el apoyo técnico de INIA y del Instituto Nacional de Semillas.

“El HLB es como el COVID, pero para la citricultura. Y es peor, porque aún no se encontró la cura. Por eso es importante el proceso de certificación, porque permite garantizar que los cítricos que se plantan en Uruguay, sean nacionales o extranjeros, no estén infectados”, detalló Rivas.

En este contexto y como conclusión, el investigador subrayó la importancia de la integración vertical de todos los actores públicos y privados involucrados en la producción citrícola uruguaya.

“La sinergia de la cadena a todo nivel nos fortalece, porque nos permite entender las demandas y desafíos del sector, y traducirlos en soluciones y tecnologías aplicables y que condigan con los objetivos de la citricultura que tenemos y queremos”, concluyó.

Fuente INIA