El área de producción agrícola en Uruguay ronda los 1,5 millones de hectáreas (ha) y se estima que cada año se destinan unas 50 mil ha para el cultivo de semillas forrajeras, claves para la mejora genética y de productividad de las pasturas. La empresa PGG Wrightson Seeds es uno de los jugadores que está en ese negocio desde hace 25 años en Uruguay y destaca las fortalezas que tiene este sistema para productores agrícolas, agrícola-ganaderos y lecheros. “Nos gusta estar arriba de los productores para que se genere esa sinergia y que el contrato no solo se limite al a cosecha de semillas”, dijo a Informe Tardáguila David Rochón, gerente de producción de semillas de PGG Wrightson Seeds para Uruguay, Argentina y Brasil.
Los semilleros de PGG Wrightson Seeds están distribuidos por distintos puntos del país como una forma de “diversificar riesgos”. La empresa tiene una división de cuatro grandes zonas en el país con un responsable. Una es el litoral centro-norte (Soriano, Río Negro, Paysandú y parte de Salto), otra es el litoral sur (Colonia, San José y parte de Canelones), otra en el centro —la más extensa de todas— (Flores, Florida, Durazno, Tacuarembó y Lavalleja), y otra en el este (Rocha, Treinta y Tres y Cerro Largo).
“Tanto a nivel doméstico como en Argentina o Brasil tratamos de ver qué tipo de producción y qué especie puede andar mejor con cada sistema”, explica Rochón.
Por ejemplo, la zona del litoral, que es más agrícola, se apunta más a gramíneas anuales y leguminosas por el rol que también juegan estas pasturas en la rotación y fijación de nitrógeno. “Tratamos de abrir la cancha para repartir riesgos y no estar concentrados en un solo lugar. El objetivo es que la producción de semillas también le sirva al productor”, señaló el gerente de PGG.
Pr ejemplo, un de los fenómenos que se dio en los últimos cuatros años fue que la zona del litoral fue la que menos lluvias recibió de todo el país. Sumando, gramíneas, leguminosas y forrajeras, PGG Wrightson Seed tiene acuerdo con productores en unas unas 15-17 mil ha cada año, con algunos que hace 25 años que trabajan con la firma, independientemente del ciclo de precios de los commodities. “El núcleo duro son productores semilleristas que han aprendido junto con nosotros. Y todos los años se aprende algo nuevo. Es un sistema que permite la sinergia con otros rubros”, remarca el ejecutivo. Esto porque el semillerista utiliza esa pastura para alimentar a su rodeo ganadero o lechero.
Rochón dice que cuando se reúne por primera vez con un productor que no es semillerista de pasturas templadas, el primer punto que aclara es que el objetivo es “dar pasto” no la semilla en particular. Los plazos de los acuerdos con los productores varían según la especie, por ejemplo, algunas bianuales como trébol rojo o blanco son por dos años, mientras que en festucas o alfalfas se hacen acuerdos por tres años, tal cual lo pauta la reglamentación del Inase.
En los acuerdos, PGG Wrightson Seed se compromete a adquirir el 100% de la semilla, siempre y cuando se cumpla con el estándar al que el productor se compromete. Si bien se brinda un seguimiento técnico, la gestión (fertilizantes, químicos, y cosecha) corre por cuenta del productor. La empresa sí se encarga de todo el proceso de documentación y certificación que se debe presentar ante Inase con detalles sobre el tipo de chacra donde se instalan las pasturas.
El foco de la comercialización de semillas de PGG Wrightson Seed aunque, como es una empresa global, también se hacen negocios de exportación a Norteamérica o Europa de algunas especies.