En los últimos 20 años las recurrentes sequías recortaron más de un 20% las ganancias agropecuarias australianas. En el ciclo comercial 2019/20 la menor cosecha reducirá el saldo exportable. El sector ganadero liquidará stocks por falta de pasturas.
Ante la apremiante sequía en Australia, el sector agrícola-ganadero del país oceánico registró nuevamente una caída productiva. Australian Bureau of Agricultural and Resource Economics and Sciences (ABARES) señala que es la primera vez en 63 años que la producción se recorta durante tres períodos consecutivos: 2017/18, 2018/19 y 2019/20, todos ellos afectados por las lluvias insuficientes y las altas temperaturas.
No obstante la crítica situación agrícola, el valor proyectado para la producción australiana superaría los US$ 42.000 millones en la campaña 2019/20, fundamentalmente a partir de la fuerte demanda internacional de alimentos y del aumento generalizado del precio de las carnes. Precisamente gracias al alza de precios de la carne, el valor bruto aportado por el sector ganadero alcanzaría el 53% del valor total del sector agro en 2019/20, una participación que no alcanzada desde el ciclo 1990/91.
A pesar de tener una mayor participación en el valor, la ganadería también atraviesa una fuerte crisis en Australia. La sequía aniquila las pasturas y con ello muchas regiones de cría de ovinos y bovinos se ven obligadas a reducir stocks. De hecho, se proyecta que en 2019/20 los stocks ganaderos caigan hasta niveles mínimos alcanzados a principios de la década de 1990. Con esto la ganadería australiana no es capaz de aprovechar por completo la oportunidad de colocación que representa actualmente Asia, con un fuertísimo incremento de la demanda de proteína animal en consecuencia de la Peste Porcina Africana y los cambios en los hábitos alimenticios. En consecuencia, a pesar del aumento de las exportaciones de carne australiana a Asia en los últimos meses, la intensa faena reducirá la capacidad productiva del sector en los próximos 5 a 10 años y la reposición de stocks se dará sólo en la medida en que se recompongan las pasturas en la temporada húmeda australiana.
Ante menores cosechas, el mercado interno australiano absorbe una mayor proporción de los granos aun cuando la demanda forrajera retrocede, proyectándose entonces una caída en las exportaciones agrícolas del 8%, a US$ 31.500 millones. Los precios internacionales de los principales cultivos de exportación australianos, por su parte, presentan una tendencia estable y decreciente ante las perspectivas productivas favorables en el resto del mundo.
En el caso particular del trigo, se espera que las condiciones favorables al cereal en América, Asia, la región del Mar Negro y Europa resulten en una cosecha global récord de 764 millones de toneladas según USDA, presionando los precios internacionales a la baja. La campaña australiana, entonces, va a contramano del resto del mundo y el país se vería obligado a importar trigo canadiense para molienda.
Los efectos de la sequía en el resultado económico de las unidades productivas australianas
El impacto de los ciclos secos se caracteriza por su complejidad y varía considerablemente según el territorio que alcance y el tipo de unidad productiva que afecte. ABARES ha desarrollado un modelo utilizando datos de más de 30 años para calcular el impacto de la sequía en distintas unidades productivas manteniendo los demás factores constantes (precio del commodity, tamaño de la explotación, tecnología aplicada, etc.). Como resultado se obtuvo que la agricultura en Australia enfrenta mayores riesgos climáticos que la ganadería, mientras que las unidades de explotación mixtas se ubican en un punto medio.
Las explotaciones dedicadas a la siembra presentan un trade-off entre riesgo y beneficios ya que si bien enfrentan riesgos más altos, en general obtienen mayores beneficios promedio.
Por Bruno Ferrari para la Bolsa de Comercio de Rosario