El balance de la semana dejó bajas generales para los precios de la soja, el maíz y el trigo en Chicago. Entre los fundamentos se destacó la fortaleza del dólar contra el real y contra el euro, que complica la competitividad de las exportaciones estadounidenses. Además, la chance de que los biocombustibles pierdan estímulo bajo la Administración Trump y las buenas condiciones ambientales para el desarrollo de los cultivos en Sudamérica fueron factores de presión bajista para el mercado. La posición marzo 2025 cerró en Chicago en US$/t 383 tras perder 3% en la última semana.
Luego de acumular una suba del 16,62% en las tres semanas anteriores, el contrato diciembre del aceite de soja concluyó el segmento comercial con una caída del 7,01% en Chicago, tras variar su ajuste de 1.075,17 a 999,78 dólares por tonelada. En ese retroceso, concentrado en las cuatro primeras ruedas, influyó el descenso de los precios del aceite de palma en Malasia tras tocar niveles máximos en dos años y medio ("los precios ya subieron demasiado, es normal que bajen. Somos muy caros en comparación con otros aceites comestibles", dijo a Reuters un comerciante de Kuala Lumpur), pero, sobre todo, la decisión del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de poner al frente de la Agencia de Protección Ambiental al excongresista por Nueva York Lee Zeldin, contrario a las iniciativas de lucha contra el cambio climático. Según Trump, Lee "garantizará decisiones desreguladoras justas y rápidas que se promulgarán de forma tal que liberen el poder de las empresas estadounidenses". En tanto que el personaje en cuestión afirmó que "desde el primer día y en los primeros 100 días, tenemos la oportunidad de hacer retroceder las regulaciones que están haciendo pasarlo mal a las empresas”. Estas palabras, y el historial reciente de Trump en el poder, muchos más proclive al lobby petrolero que al de los biocombustibles, les permiten especular a los operadores con un resurgimiento de las exenciones para las empresas refinadoras de petróleo que procurarán evadir los mandatos de corte obligatorios del combustible fósil, lo que podría derivar en una menor demanda de biocombustibles.
Por otro lado, en medio de una oferta de soja que no para de crecer campaña tras campaña, un ejecutivo de la estatal Corporación Nacional de Cereales, Aceites y Alimentos de China (COFCO) le dijo en la semana a la agencia Reuters que las importaciones chinas de soja durante el ciclo comercial 2024/2025 –va de septiembre a agosto– caerían a 98,80 millones de toneladas, contra los 109,40 millones de la campaña anterior. Este análisis es independiente de la aceleración de las compras chinas vista en los últimos meses, impulsada por el interés de los compradores de anticiparse a una eventual reedición de la guerra comercial si –como finalmente ocurrió–, Trump volvía a ser presidente de EEUU. Mucho menos contundente que el ejecutivo chino, también el USDA prevé una retracción de las compras chinas, que de los 112 millones de toneladas calculados para la campaña 2023/2024 pasó a proyectar importaciones por 109 millones de toneladas en la actual temporada comercial.
Finalmente, ñuego del arranque con demoras, la siembra de soja en Brasil ya superó el ritmo del año anterior gracias al cambio en el patrón climático desde mediados de octubre, con el retorno de lluvias regulares al Centro y al Norte del país, las regiones que arrastraron condiciones de sequía durante el invierno y parte de la primavera. En el arranque de la semana la Conab relevó el avance de la siembra de soja sobre el 66,1% de los 47,33 millones de hectáreas previstos, contra el 53,3% del reporte anterior y adelantado frente al 57,3% de igual momento de 2023. Como dato relevante del trabajo oficial, los doce Estados incluidos en el trabajo registraron progresos de las labores mayores a los niveles vigentes un año atrás. Y en función de las actuales condiciones ambientales, el jueves el organismo brasileño sostuvo sus augurios de cosecha récord en el informe mensual de estimaciones agrícolas. En efecto, la Conab elevó ligeramente de 166,05 a 166,14 millones de toneladas la previsión de cosecha y redujo mínimamente –de 105,54 a 105,48 millones– el cálculo sobre las exportaciones del grano sin procesar. En cambio, mantuvo estables las proyecciones sobre las ventas externas de harina y de aceite en 22 y en 1,40 millones de toneladas, respectivamente. En su último reporte el USDA estimó estas variables en 169, 105,50, 20,50 y en 1,40 millones de toneladas, respectivamente. Fuente: Granar Research