El sector semillerista constituye uno de los pilares estructurales de la competitividad agropecuaria de Uruguay, al articular innovación genética, calidad productiva, trazabilidad y valor agregado exportador. Así lo señala un capítulo del Anuario Opypa 2025.

"A través de una institucionalidad sólida, liderada por el Instituto Nacional de Semillas (INASE), el país ha consolidado una estructura de control, certificación y desarrollo tecnológico que lo posiciona como referente internacional", dice el capítulo titulado El valor estratégico del sector semillerista en Uruguay.

Uruguay cuenta con cerca de 1000 empresas inscriptas en el Registro Nacional de Semilleristas, que participan en la producción, el procesamiento y la comercialización de semillas de cereales, oleaginosas, forrajeras, forestales, hortícolas, entre otras. Esta diversidad productiva refleja la amplitud del sector y su integración con las principales cadenas agroindustriales, desde la ganadería y la lechería hasta la agricultura de exportación.

El INASE conduce los ensayos de distinción, homogeneidad y estabilidad (DHE) y verificación de identidad varietal (VIV) para validar las nuevas variedades antes de su ingreso al mercado. 

El uso

La mayor proporción de uso de semilla nacional se observa en cebada (con casi la totalidad del volumen), situación que también ocurre en el cultivo de arroz. La semilla nacional es muy relevante también en raigrás, leguminosas forrajeras y festuca, donde supera el 70% del total.

En contraste, el cultivo de maíz utiliza casi exclusivamente semilla de origen importado. Los casos de soja, colza y trigo presentan un comportamiento similar, con una distribución equilibrada entre semilla nacional y reserva del productor, y una menor participación de semilla importada.

Se observa que el uso de semilla de soja presenta fluctuaciones a lo largo del período, lo cual responde a la variabilidad del rubro agrícola por factores como las condiciones climáticas, los mercados internacionales y los costos de producción, entre otros. 

Exportaciones 

A lo largo del período 2020-2025, el volumen total exportado presentó una tendencia general a la baja, con los valores más altos en 2020 y 2021, una caída sostenida hasta 2023 y una recuperación parcial en 2024.

La baja en 2022 y 2023 se relaciona con la sequía y el descenso en la producción de soja y forrajeras, lo que redujo el volumen disponible para la exportación de semillas en esos años.

Entre los cultivos de verano, la soja es claramente predominante y representa cerca del 85% del volumen exportado, seguida por el arroz con alrededor de un 15%.

Los cultivos forrajeros tienen un peso importante dentro del total exportado y se destacan principalmente el raigrás (58%) y la avena (27%), mientras que el resto corresponde a especies como leguminosas forrajeras y festuca. 

En cambio, los cultivos de invierno tienen una participación poco significativa en las exportaciones. En términos generales, las exportaciones de semillas durante estos años se concentraron principalmente en soja y forrajeras. 

Entre los cultivos de verano, la soja es claramente predominante y representa cerca del 85% del volumen exportado, seguida por el arroz con alrededor de un 15%.

Los cultivos forrajeros tienen un peso importante dentro del total exportado y se destacan principalmente el raigrás (58%) y la avena (27%), mientras que el resto corresponde a especies como leguminosas forrajeras y festuca. 

En cambio, los cultivos de invierno tienen una participación poco significativa en las exportaciones. En términos generales, las exportaciones de semillas durante estos años se concentraron principalmente en soja y forrajeras. 

Entre 2020 y 2025, el área de semilleros certificados registró variaciones asociadas principalmente a factores climáticos y a la dinámica de los cultivos de mayor superficie. Pese a la reducción temporal del área en algunos años, el sistema mantuvo su capacidad operativa y la continuidad en la oferta de semilla certificada, lo que aseguró el abastecimiento del mercado interno y la sostenibilidad de las exportaciones clave. 

En los últimos cinco años, el Registro Nacional y el Registro de Propiedad de Cultivares mostraron una evolución sostenida con un promedio anual de 220 cultivares inscriptos y 60 cultivares protegidos.

Actualmente, el Registro de Propiedad cuenta con alrededor de 700 títulos vigentes, mientras que en el Registro Nacional existen 2200 cultivares inscriptos, de más de 80 especies. 

Se destaca el incremento en cultivares forrajeros, de soja y cereales de invierno, así como un crecimiento sostenido en hortícolas y frutícolas, lo que refleja el interés del sector por incorporar genética adaptada a las distintas condiciones productivas. 

Ello se evidencia a través de las más de 580 variedades evaluadas por año que incluyen cultivos de verano, invierno y forrajeras. Este trabajo continuo permite validar el desempeño agronómico de los materiales en condiciones productivas nacionales, lo que asegura que los materiales registrados cumplan con los estándares de calidad y adaptación requeridos por el sector productivo y los mercados. 

"La articulación público-privada, junto con la seriedad de las comprobaciones de la calidad y la adhesión a los estándares internacionales, sustenta un mercado confiable, previsible, en el que cada semilla refleja el rigor técnico, la responsabilidad y el compromiso del país con una producción agropecuaria sostenible y de excelencia", finaliza el capítulo. 

 

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