La canola se posiciona como el cultivo más dinámico de la zafra de invierno 2025 en el estado brasileño de Río Grande do Sul (RS), con un crecimiento significativo tanto en superficie como en volumen producido. Según las estimaciones presentadas por Emater/RS-Ascar, la producción total de cultivos de invierno —trigo, avena blanca, canola y cebada— alcanzará las 4.936.010 toneladas, lo que representa un incremento del 2,25% en comparación con la campaña 2024. Esta mejora en los volúmenes se logra a pesar de una reducción del 2,78% en el área sembrada, que totalizará 1,830 millones de hectáreas.
El principal destaque de esta zafra es la expansión de la canola, que registrará un aumento interanual del 37,41% en superficie, alcanzando las 203.206 hectáreas cultivadas, frente a las 147.879 del año anterior. A su vez, se espera que la producción se eleve a 352.893 toneladas, con una productividad media proyectada de 1.737 kg/ha. Esto representa un incremento del 68,99% respecto a las 208.830 toneladas recolectadas en 2024.
Las avenas blanca y negra también experimentan crecimiento en la presente zafra, reflejando una tendencia hacia cultivos de menor costo de producción. La superficie dedicada a la avena blanca aumenta un 8,91%, acompañada por una productividad promedio estimada en 2.250 kg/ha, lo que permite proyectar una cosecha de 904.375 toneladas. Esta cifra representa una suba del 11,78% en relación con la zafra anterior, cuando se obtuvieron 809.036 toneladas. Por su parte, la avena negra destinada a grano aumenta un 6,52% en superficie, aunque no se divulgó un volumen de producción proyectado específico.
En contraste con el desempeño positivo de la canola y las avenas, el trigo presenta una retracción tanto en área sembrada como en volumen producido. Las proyecciones indican una reducción del 9,97% en superficie, pasando de 1.331.013 hectáreas cultivadas en 2024 a 1.198.276 hectáreas en 2025. A pesar de una mejora del 7,8% en la productividad estimada —que se ubicaría en 2.997 kg/ha—, la producción total caería un 2,95%, alcanzando las 3.591.330 toneladas, frente a las 3.700.521 toneladas obtenidas en la campaña anterior. Entre las causas principales de este descenso figuran el elevado riesgo climático, la baja demanda por crédito de inversión —condicionada por el endeudamiento de los productores— y las restricciones en el acceso al Proagro, según explicaron técnicos de Emater/RS-Ascar. A la fecha del informe, apenas el 40% del área con trigo había accedido a financiamiento mediante recursos del Plan Safra, frente al 70% registrado a igual fecha del año pasado.
La cebada también enfrenta una contracción importante en esta zafra. El área sembrada descenderá un 21,97%, totalizando 27.337 hectáreas frente a las 35.036 de la campaña 2024. La productividad media esperada es de 3.200 kg/ha, lo que permitiría una producción total de 87.413 toneladas. Esta cifra implica una caída del 19,9% respecto a las 109.132 toneladas obtenidas el año anterior.