El proyecto de ley que aumentaría la alícuota del Impuesto a las Ganancias que pagan las empresas organizadas en forma de sociedades de capital afectará severamente a las empresas agropecuarias medianas y grandes. Hay que tener presente que, en empresas que facturen más de 2,6 millones de pesos anuales, la tasa aumentará 10 puntos, al pasar de 25 a 35%.

De acuerdo a la ley 27.541, sancionada en diciembre de 2019, en 2021 se debía reducir la alícuota del impuesto a las ganancias para las empresas del 30% al 25% y llevar al 13% la tasa que se pagaría por los dividendos. Es importante destacar que si la ley no tiene cambios, la alícuota de impuesto a las ganancias para 2021 es del 25%.

Sin embargo, en diciembre de 2020 apareció un proyecto de ley que prorrogaba un año más el 30% que las empresas pagaron ese año. Ese proyecto no avanzó y en marzo de 2021 apareció un nuevo proyecto, que reemplaza al de diciembre de 2020, con un esquema que establece una escala progresiva en las alícuotas.

La escala está dividida en tres segmentos de acuerdo a las ganancias netas de las empresas constituidas como sociedades de capital. Así, aquellas que obtengan de 1 a 1,3 millones de pesos por mes pagarían 25% de impuesto a las Ganancias. Las que obtengan de 1,3 millones hasta 2,6 millones pagarían el 30% sobre el excedente de 1,3 millones, más un importe fijo de 325.000 pesos. Las que superen los 2,6 millones pagarían 35% sobre el excedente de 2,6 millones, más 715.000 pesos. Para todos los casos, los dividendos distribuidos estarán alcanzados a una alícuota del 7%.

Muchas empresas agropecuarias de escala mediana y alta caerán dentro del último segmento, con la alícuota máxima, y verán incrementado, en términos reales, el monto por pagar respecto del ejercicio pasado.

Si se aprobara el nuevo proyecto, se deberá enfrentar una tasa muy alta de Impuesto a las Ganancias en las empresas agropecuarias sumando presión fiscal a la ya existente, que puede llegar al 42% de las utilidades. En ese escenario posible, las empresas también verán afectadas sus proyecciones de largo plazo por los constantes cambios en las reglas de juego, que generan imprevisibilidad en los costos y en los resultados.

Fuente La Nación