Por Andrés Oyhenard
José Washington Berriel inició su actividad en la lechería en una fracción del Instituto Nacional de Colonización hace más de cuatro décadas ordeñando 60 vacas a mano junto a su esposa y hermano. Hoy, sus cinco hijos tomaron la posta y están ordeñando unas 600 vacas en tres tambos. Gloria Berriel es una de sus hijas y está a cargo de dos tambos en Florida. En diálogo con La Lechera, la tambera de 35 años relató cómo logran sobreponerse a la muerte de su padre y por qué considera que la lechería es un negocio atractivo que permite crecer pese a sus vaivenes.
¿Cómo fue el inicio de la actividad de tu familia en la lechería?
Mi padre y mi tío arrancaron en un campo de Colonización, en Las Piedritas, cuando más o menos tenía 20 años. Mi padre falleció con 65 años, por lo que estuvo 45 años dedicado a la lechería. Esa primera fracción era de 100 hectáreas y pertenece a la Colonia Treinta y Tres Orientales sobre la Ruta 6 en el km 99,500, en Florida. Esa fracción solo tenía el perímetro de alambrados sin ningún tipo de infraestructura. Ellos (su padre y su tío Juan Ramón Berriel) hicieron el tambo, la casa, las instalaciones. Mi padre había estudiado algo de tornomecánica en la UTU y mi tío lo invitó para que trabajara con él para explotar esa fracción de Colonización. Ahí estuvieron como 11 años trabajando junto a mi madre.
¿Cómo siguió después?
Mi padre y mi madre lograron comprar otra fracción de Colonización cerca del primer tambo, que es donde resido actualmente. Este es un predio de 169 hectáreas, que está a unos 7 km del primer tambo de Colonización, que hoy está bajo mi responsabilidad.
¿Ahí también arrancaron de cero?
No. Había un tambo que hubo que terminarlo, también a la casa se le hicieron algunas reparaciones y se construyó un galgón.
¿Y cómo te vinculaste con la lechería?
Yo nací en este predio. Éramos 6 hermanos, el más chico de 21 años falleció. La segunda en la fila soy yo, que siempre estuve acá, con mis viejos en la casa. Hice hasta sexto de liceo, pero después opté por quedarme en campaña. Siempre estuve desde muy chica vinculada al campo, ya sea manejando tractores y ordeñando, al igual que mis hermanos. Tengo una hermana (Claudia) que es veterinaria, que es la que hoy hace todo el manejo sanitario de los tres tambos y colabora con mi hermano mayor (José), que está en el tambo grande de Fray Marcos. Él (José) es también el que ahora se encarga de toda la parte de maquinaria después que falleció mi padre, que era un poco el cabezal que teníamos en esa tarea. Otra hermana es contadora, que también nos ayuda con todo el manejo administrativo y contable de los tambos, y otra hermana escribana, que también ayuda en el emprendimiento familiar. Hoy en día somos una empresa familiar de cinco hermanos que forjaron mis padres y mis tíos.
¿Desde cuándo tiene el tercer tambo de Fray Marcos?
Eso vino después producto de otra sociedad que construyeron en su momento mi padre y mi tío para comprar ese otro campo en Fray Marcos. Hoy entre propiedad y campos arrendados, en ese predio, la superficie ronda las 400 hectáreas. Ahí se están ordeñando unas 250 vacas actualmente. En ese campo también hacemos la recría.
¿Y cuántas ordeñás en el predio donde hoy residís?
Acá estoy ordeñando unas 190 vacas, pero vamos a llegar a 230 con las pariciones de primavera. Y en el otro tambo de Colonización tenemos unas 120 vacas en producción.
¿Qué tipo de sistemas y rodeo utilizan?
Es básicamente un sistema con base pastoril, damos silo, algo de grano húmedo y pellet de soja en el tambo. Utilizamos Holando americano mediando y también hemos apelado a Holando neozelandés. En sólidos, tenemos algo más de 4% de grasa y 3,5% y pico de proteína. Hoy andamos en un promedio diario de unos 26 litros por vaca en los dos tambos de la colonia, mientras que en el de Fray Marcos se anda más cerca de los 30 litros por vaca.
¿Cómo estás viendo el negocio de la lechería? Sos una productora joven y siempre se comenta que cuesta que las nuevas generaciones apuesten al rubro.
En nuestro caso, nos tocó agarrar algo que estaba muy sólido. Mi padre en ese sentido siempre fue dando pasos firmes para llevar las cosas ordenadas y prolijas. Eso creo que es fundamental para que nosotros, como productores, funcionemos. En el caso de nuestro emprendimiento, está todo dado para que funcione. Creo que siendo sólido y ordenado se demuestra que en la lechería se puede crecer. Mi padre arrancó con 60 vacas ordeñando a mano y logró crecer a base de la lechería. Para mí la lechería funciona; es un goteo permanente mes a mes que en otros rubros no se tiene. Claro, mucho de eso se juega en el manejo que puede hacer cada productor y en nuestro caso los cinco hermanos que hoy gestionamos la empresa.
Supongo es todo un desafío trabajar con cinco hermanos en una sociedad ¿Cómo toman las decisiones?
Tuvimos a nuestro padre y tío trabajando juntos. Ellos fueron los líderes y los que marcaron el camino sobre cómo trabajar. Nuestro padre supo transmitirnos las cosas y de alguna forma fue preparando la familia para la continuidad del negocio. Tuvimos la pérdida en muy poco tiempo de un hermano, mi padre, mi tío y un sobrino. Todo eso nos golpeó, pero siempre con la fortaleza de mirar el legado que dejó mi padre, que es el orgullo más grande que tengo. No solo noss dejó todo armado, sino que hizo las cosas bien. Cuando hoy levantás un teléfono y la gente te responde, te demuestra que hizo las cosas bien. Tener un liderazgo de ese tipo en una familia fue importantísimo. Esto nos lleva a que los cinco hermanos tengamos todo claro y estemos unidos. Como en toda familia siempre puede haber un sí o un no, pero siempre con la base de la unión familiar para seguir para adelante. Con nuestros hermanos nos reunimos en forma periódica para la toma de decisiones, de inversiones, de maquinaria. Cualquier decisión que sea grande, la tomamos en común, viendo sus resultados y el impacto económico con el apoyo de la hermana contadora. Es un trabajo en equipo. En mi caso, estoy más abocada a todo el manejo diario de los dos tambos, manejo de personal, fertilizaciones, etc.
¿Qué expectativas tenés para el pico de producción de primavera?
A nivel productivo el año viene siendo bueno. Estoy viendo una linda primavera. Hay que ver en estos días cómo se han movido las pasturas. Las vacas están y están comidas. El precio de la leche —si aumenta algo más— es lógico que nos daría más resultado, pero si nos logramos manejar bien, creo vamos a tener una linda primavera.
¿Tienen pensado expandir un poco más el negocio?
Hoy en día estamos conformes con la estructura que tenemos. Mi padre faltó hace muy poco y lo que tratamos de hacer ahora es centrarnos en hacer lo mejor posible y aprender las tareas que él hacía al frente del emprendimiento. Si en un futuro nos va bien y surge alguna oportunidad, ¡vamo arriba!; creo que cualquiera de nosotros iría para adelante.
¿Cómo es tu vínculo con la Sociedad de Productores de Leche de Florida?
Hacemos parte de la recría de los dos tambos de la colonia y también es la que se encarga de todas las tareas administrativas de BPS y demás. Mi padre estuvo muy vinculado al sector de maquinaria de la sociedad porque le gustaba mucho toda esa área.