El 2021 fue un año de márgenes ajustados, de difícil transferencia de precios entre industria y retail y, al mismo tiempo, con poca leche en los tambos por la contracción de los márgenes del productor.

Toda esta dificultad vino de un consumo más débil, en el que una parte de los consumidores de las clases bajas, que ayudaron en la demanda el año pasado, no tenían aliento ni bolsillo para sostener su propio consumo.

Y esto sucedió por varias razones, principalmente económicas, como el alto desempleo, la menor asignación de recursos en programas de asistencia al ingreso y la alta inflación. En el caso específico de la inflación, que no afectó a Brasil durante varios años, se llegó a tasas anualizadas en el nivel del 10%, lo que perjudica el poder adquisitivo de las familias. Además, la política monetaria para su control implica un aumento de las tasas de interés, lo que encarece el crédito y la inversión y termina afectando la recuperación de la economía.

El estrechamiento de márgenes que cayó sobre el productor de leche inicialmente vino con un aumento en los precios de los concentrados a base de maíz y soja. Luego, el aumento de los fertilizantes también hizo que los forrajes fueran más caros. Por otro lado, el bajo consumo terminó induciendo una caída en los precios de la leche al productor a partir de agosto de 2021. Este conjunto de factores afectó la oferta de leche, con una caída de 4,9% en el tercer trimestre de 2021 respecto al mismo trimestre del año pasado; en el año, la caída acumulada de la producción es del 1,2%.

El escenario de una rentabilidad más difícil ha llevado a los productores a replantearse su actividad, con algunos proyectos en aceleración y otros en situación de vulnerabilidad. El caso es que hay dos movimientos en marcha en el campo, uno de altas inversiones en tecnología y escala y otro de productores saliendo de la actividad. Fuente: MilkPoint por Glauco Rodrigues Carvalho Investigador - Embrapa Gado de Leite.