Conaprole está entre las primeras empresas a nivel mundial en obtener certificación Grass Fed y fue la primera en el país. La certificación garantiza que una mayoría significativa de la leche remitida proviene de vacas alimentadas a pasto, lo que redunda en importantes mejoras nutricionales en el producto final a la vez de ofrecer condiciones de producción amigables para los animales y el medioambiente.
La calificación garantiza que los productores de Conaprole alimentan a sus vacas en ordeñe con dietas compuestas en un 85% o más de pasto y que los alimentos disponibles en el tambo son exclusivamente de origen vegetal.
“Este logro es un diferencial importante para la competitividad de nuestros productos, dado el importante valor agregado que supone la producción basada en alimentación a pasto, tanto en materia nutricional como de calidad”, indicó el Gerente General de la Cooperativa, Gabriel Valdés.
Otros de los aspectos fundamentales de la certificación es el de la trazabilidad. “La cadena de producción cuenta con 100% de los establecimientos georreferenciados, y con un plan de trazabilidad animal, y para toda la leche recolectada y trasportada a plantas”, explicó
Valdés.
En paralelo, esta certificación contempla también aspectos productivos, tales como la producción a cielo abierto, el bienestar animal y el no uso de hormonas ni antibióticos como promotores de crecimiento.
Desafío. La certificación se realiza por medio de un esquema de auditoria grupal, en el que cada tambo adhirió de manera individual. Durante las auditorias se relevaron aspectos relacionados a la identificación del establecimiento, la alimentación del rodeo, la ausencia de uso de hormonas y antibióticos como promotores de crecimiento, la trazabilidad del ganado, el bienestar animal y la dimensión social. A su vez, se auditaron procesos corporativos relacionados con el aseguramiento de la cadena de custodia del producto y la ausencia de antibióticos en leche.