Los vientos se pusieron de frente para la ganadería uruguaya en 2023 y para todo el sector agropecuario en general. No solamente como consecuencia de la peor sequía de las últimas décadas, sino también por una fuerte baja en los precios de exportación de los principales productos. Este segundo factor es el que más impactó de forma inmediata, en tanto que la sequía se sentirá de forma más clara en el mediano plazo, cuando se comiencen a comercializar los animales de la generación 2023, disminuida por el impacto de la sequía durante el entore.
La ganadería de carne en Uruguay durante 2023 redujo su facturación por concepto de ventas finales en unos US$ 550 millones respecto al récord del año anterior (-19%), a unos US$ 2.407 millones, de acuerdo con estimaciones de Faxcarne. Teniendo en cuenta una superficie dedicada a la ganadería de 13,77 millones de hectáreas, son unos US$ 40 menos por hectárea, un monto significativo si se tienen en cuenta los ingresos del sector por unidad de superficie.
La caída del valor medio de venta de los animales a faena (-22% a US$/cabeza 938) es el principal factor que explica la baja, complementado con una reducción de 2% en la producción de carne a 601 mil toneladas carcasa. La facturación por ventas a frigorífico se contrajo en más de US$ 700 millones (-25%) a US$ 2.162 millones.
Esto fue parcialmente contrarrestado por un importante salto en las exportaciones en pie, las que facturaron US$ 245 millones, más que triplicando el dato de 2022. La fluida demanda de la exportación en pie fue clave para sostener precios relativamente altos para los terneros a pesar de las deplorables condiciones forrajeras como consecuencia de la sequía. Por lo tanto, en la suma de las ventas a frigorífico y la exportación en pie la caída de la facturación es de 19%.
En pesos constantes el descenso es mayor, dado que el peso uruguayo se valorizó 6% en el año, a lo que se suma una inflación anual de 5,11%. Con ello, en pesos constantes la facturación de la ganadería se desplomó 27%.