A pocos días de culminar el ejercicio 2020/21, los números que muestra la cadena de la carne ovina dejan un sabor agridulce. Por un lado, la demanda internacional por el producto atraviesa por un momento excepcional arrastrado por las necesidades de importación de China, que es quien tira del carro, casi en soledad. Por otro, el fuerte aumento en la faena de ovejas enciende señales de alarma en cuanto a una nueva aceleración en la caída de las existencias ovinas.

El rubro se muestra dinámico y pujante. Tanto desde el lado de la producción de lana como de la carne ha habido avances en cuanto al agregado de valor de lo producido. En el caso de las lanas finas, cada vez son más los lotes que utilizan certificaciones de prestigio a nivel internacional. En el de la carne ovina, los compartimentos para exportar cordero con hueso a Estados Unidos han crecido en número y se avanza hacia la conformación de una gremial que los represente.

El camino ha estado plagado de inconvenientes en estos últimos tiempos de pandemia, en especial en el caso de la lana. La luz al final del túnel comenzó a verse para las lanas finas, pero las medias —las tradicionales lanas producidas por la raza Corriedale— siguen sufriendo una demanda mínima que se refleja en los precios.

Sin dudas este es uno de los factores —hay otros muy conocidos, como los depredadores y el abigeato que impactan fundamentalmente al ovino— que está promoviendo un crecimiento en el envío de vientres a faena. Otro factor es positivo y es el alto precio del producto.

La faena de ovinos en el ejercicio 2020/21 (jul-jun) aumentará en cerca de 480 mil cabezas (+57%), con un muy fuerte crecimiento en la actividad con ovejas que duplica a la del ejercicio anterior.

La faena de ovejas ascenderá a 358 mil cabezas en el ejercicio que culmina la semana que viene, 101% más que en 2019/20. Mientras tanto, la de corderos crece 49% a 722 mil cabezas.

Este aumento en el ritmo de faena seguramente estará determinando un nuevo descenso de las existencias ovinas cuando. A mediados de 2020 había en Uruguay 6,34 millones de ovinos, menos de 25% de los más de 25 millones de principios de la década de 1990, pero en una relativa estabilidad en el entorno de los 6,5 millones desde 2015. Con la mencionada extracción es factible que el número se recueste sobre los 6 millones al próximo 30 de junio y, dado el fuerte aumento en la salida de vientres, también se está comprometiendo el tamaño de la majada a futuro.

Uruguay tiene una larga tradición y conocimiento del trabajo con la oveja. Sería un crimen perderlo.