En el marco de un ciclo dedicado al medioambiente, la Ing. Agr. (PhD) Verónica Ciganda, directora del Programa de Investigación en Producción y Sustentabilidad Ambiental del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), se refirió a la sostenibilidad de los sistemas agroproductivos uruguayos, los principales desafíos en la materia y el rol calve de la ciencia como generadora de datos sólidos para respaldar conceptos como el de “Uruguay natural”.
“Por sustentable nos referimos a un sistema que busca optimizar o maximizar los niveles de producción y de ingresos económicos reduciendo los impactos negativos sobre el ambiente, haciendo un uso eficiente de los recursos naturales y mejorando el flujo de los servicios ecosistémicos, que son los beneficios que los sistemas de producción nos brindan a los humanos, por ejemplo, los alimentos”, explicó inicialmente Ciganda.
En este sentido, la investigadora señaló que es posible producir a nivel agropecuario siguiendo esos parámetros y enfatizó que Uruguay es “muy sustentable”, si bien hay aspectos que debe seguir mejorando, por ejemplo, la degradación de sus suelos dada tanto por pérdida de calidad como de cantidad.
“Es uno de los temas que más nos preocupa en el país y que se investiga desde INIA y la Universidad de la República (Udelar) hace mucho tiempo. En la década del 80’ se instalaron los primeros experimentos para cuantificar las pérdidas por erosión y desarrollar prácticas para controlarlas y minimizarlas. Esa información fue el sustento del decreto del Plan de uso y manejo responsable de suelos del año 2013, que exige que los productores presenten ante el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) su plan de uso para los suelos de su predio, las prácticas de manejo, la secuencia de cultivos y la erosión tolerable”, detalló la experta.
“Este es un buen ejemplo de cómo la información científica rigurosa que se genera desde la investigación puede traducirse en políticas públicas sólidas que sirvan para que el sector agropecuario sea más sustentable y mejore su producción”, valoró.
Otro desafío ambiental al que se refirió fue la contaminación de los cursos de agua con nutrientes como el fósforo, que llega a ríos y arroyos por escurrimiento del suelo. Si bien el 80% de la producción agropecuaria uruguaya está sobre pasturas naturales, lo que hace que los niveles de fósforo no sean un problema relevante en todo el territorio nacional, en la cuenca lechera al sur del país sí representan un reto, por el uso inadecuado del fertilizante y las heces de los animales que también lo aportan.
“En Uruguay hay normativas del MGAP que determinan los niveles permitidos de fósforo en el suelo y también se aplican prácticas de manejo para minimizar el riesgo como las zonas buffer, que son áreas alrededor de los cursos de agua donde se limita la aplicación de fertilizantes, y/o el acceso del ganado”, señaló. También subrayó que INIA y la Udelar tienen líneas de investigación dedicadas al tema para “entender los procesos que generan el traslado de nutrientes hacia el agua y cómo reducirlos”, subrayó.
Sobre el final, Ciganda se refirió a la importancia a nivel de mercado de que los procesos productivos sean sustentables y de calidad. “Históricamente lo más importante era la calidad del producto, pero hoy el foco está en la calidad del proceso de producción. Esa demanda llega a los investigadores, que tenemos que definir líneas de trabajo afines y generar datos científicos rigurosos que permitan evaluar y certificar que la producción es sustentable”.
En ese sentido, resaltó la visión holística de INIA sobre la sustentabilidad de los sistemas productivos y la necesidad de trabajar a distintas escalas. Explicó que hay expertos investigando, entre otros temas, en la microbiología del suelo y los beneficios que le aporta a este recurso y a la producción los sistemas de rotación; la calidad y uso del agua; el mejoramiento genético de cultivos y pasturas, y la eficiencia de la ganadería.
“El concepto que debemos incorporar es que la producción agropecuaria puede ser sustentable y que en Uruguay lo es, pero podemos mejorar en varios puntos. Para eso desde la ciencia necesitamos estudiar, medir y cuantificar los procesos de productivos para garantizar y mejorar su calidad. No es solo vender el concepto de ‘Uruguay natural’, debemos respaldarlo con base científica que asegure la sostenibilidad de los sistemas agropecuarios que dan origen a nuestros productos de exportación”, concluyó.