Shanghái contaba con uno de los servicios de delivery más sólidos del mundo: con unos pocos toques en el teléfono inteligente, los consumidores podían encontrar comestibles y alimentos entregados en su puerta en 30 minutos a 1 hora. Esto fue hasta las rígidas cuarentenas de sus 25 millones de residentes que comenzaron a fines de marzo. La red, construida tanto con tecnología sofisticada como con un ejército de repartidores, colapsó mientras Shanghái lucha contra un aumento en los casos de covid-19.
Ahora, la tranquilidad de la vida en Shanghái ha sido reemplazada por el pánico sobre cómo conseguir alimentos y otros suministros esenciales como pañales.
Muchos hogares se han quedado sin alimentos mientras que las raciones del gobierno han sido irregulares e insuficientes, dijeron los residentes. Eso está dando paso a la improvisación como la compra en grupo e incluso a métodos ancestrales como el trueque.
El lunes por la mañana, las autoridades sanitarias de la ciudad informaron que tres pacientes con covid-19 han muerto, las primeras muertes relacionadas que se anuncian allí desde que comenzó el cierre, consignó Down Jones Factiva.