El Think Tank Ecomodernista con sede en California del Breakthrough Institute, en conjunto con Matin Qaim, de la Universidad de Goettingen, Alemania publicaron recientemente un estudio donde revelan que la no utilización de cultivos transgénicos (Genéticamente Modificados GM) generó 33 millones de toneladas más de CO2 al año, sólo en Europa, donde actualmente no está permitido usar este tipo de cultivos.
La prohibición por países europeos del uso de transgénicos estaría teniendo un costo ambiental alto, porque la agricultura que realizan no aporta a la mitigación climática ni colaboraría con la Agenda de Desarrollo Sostenible, considerando que al no utilizar variedades con resistencia y/o tolerancia a las plagas y/o herbicidas, sus rendimientos disminuyen por lo que deben recurrir a una mayor área de tierra para mantener una producción.
Si bien varias organizaciones ambientalistas pregonan la mitigación climática por la agricultura, son las mismas que rechazan a los cultivos genéticamente modificados.
Por otra parte, los agricultores de Norte y Sudamérica adoptaron cultivos transgénicos desde finales de la década de 1990 en adelante, este análisis implica que durante las décadas siguientes el carbono adicional emitido por países de la Unión Europea sería de cientos de millones de toneladas.
Los hallazgos resultan del hecho de que las versiones transgénicas de los principales cultivos producen un mayor rendimiento porque pueden resistir mejor el daño de los insectos y la competencia de las malezas.
Con los agricultores de Europa condenados a un rendimiento agrícola total más bajo debido a la no adopción de cultivos transgénicos, se debe mantener en producción o arar más tierras agrícolas, que de otro modo podrían estar disponibles para que los bosques secuestren carbono en los árboles y el suelo.
Emma Kovak, una de las principales autoras del estudio, aseguró que los resultados sugieren que las reducciones de las emisiones de gases de efecto (GEI) de invernadero derivadas de los aumentos de cultivos genéticamente modificados son sustanciales. Es decir, reafirman los beneficios ambientales de los cultivos genéticamente modificados o transgénicos. Además, asegura que las medidas europeas de no usar cultivos transgénicos también tienen influencia en otras economías cercanas, por lo que la cantidad de daño ambiental ocasionado por este tipo de cultivos “con rendimientos más bajos” podría todavía ser mayor si se tiene en cuenta África y Asia.
Fuente Valor Agro