Año Niña mediante, todo lo relacionado con los cultivos de verano centra su preocupación en la escasez de precipitaciones, aunque no es la única: el alto costo de los insumos no se queda atrás en cuanto a las conversaciones entre agricultores y proveedores.

Como suele suceder en el verano, las tormentas son desparejas y en pocos kilómetros puede haber diferencias de decenas de milímetros. En la región de Dolores las lluvias fueron menos esquivas que en otras partes de la zona agrícola uruguaya. “Llovieron unos 30 milímetros entre el 31 y el 1º y después otra agua más”, así que la situación es bastante mejor que en otras regiones”, comentó a Informe Tardáguila el presidente de la Asociación Rural de Dolores, Andrés Alayón. De todas maneras, se mostró preocupado por lo que viene, ya que “está faltando agua”.

Algo similar manifestó Carlos Ramírez, técnico de Sofoval, en Colonia Valdense, donde cayeron 38 mm a fin de año, mucho mejor que en zonas cercanas, como Rafael Perazza o en la zona costera, donde prácticamente no llovió.

Los maíces tempranos están ya en la etapa de llenado de grano y las expectativas son de rendimientos aceptables. Todavía no se pueden manejar pronósticos de rendimiento, pero en esas regiones donde las lluvias no fueron tan esquivas, se estaría “salvando la plata”.

Para los maíces de segunda, aun en etapa vegetativa, el partido todavía está por jugarse, por lo que se depositan todas las esperanzas en que en la primera quincena de febrero se den algunos registros de agua interesantes que impulsen esas chacras.

Para la soja, Alayón comentó que en la región de Dolores muchos productores, ante los pronósticos de un enero seco, sembraron relativamente tarde y esas chacras están evolucionando de forma razonable a la espera de que llueva a la floración. Pero la situación es despareja. Ramírez dijo que se está reportando presencia de arañuela en algunos cultivos, plaga típica de años secos.

El otro foco de preocupación es el aumento en el precio de los insumos, con casos de subas del entorno de 30% para algunas marcas de glifosato y la preocupación por el abastecimiento a futuro de este tipo de productos.

En definitiva, se está en pleno partido, con una situación muy despareja, pero con un resultado que todavía es posible levantar si las condiciones no son del todo malas de ahora en adelante.