Las cuatro filas de camiones alineados a la espera de cargar fertilizantes en la entrada de una de las distribuidoras de la localidad bonaerense de Nueve de Julio, a primera hora de la mañana, no pasaron inadvertidas para los productores de la zona. “Hacía mucho que no veíamos un abarrotamiento”, dijeron a La Nación. La escena, indicaron, tiene que ver con el cambio de escenario para la siembra de trigo. Mejoraron las condiciones agronómicas -humedad disponible en el suelo- para la implantación y los márgenes esperados. Por ello, se disparó la demanda de insumos, como los fertilizantes, donde las empresas hacen esfuerzos para abastecer los pedidos, aunque se reconoce que hay escasez de algunos productos, como fosfatados.
Armando Allinghi, director ejecutivo de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa), explicó: “La mayor intención de siembra de trigo con relación a un mes atrás produjo una escasez hasta que se regularice el abastecimiento”.
Tras la campaña del año pasado que había comenzado con condiciones hídricas ajustadas, este año los suelos están en una mejor situación en gran parte del área productiva. La pasada semana, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) ajustó al alza sus proyecciones de trigo, anticipando una siembra de 6,92 millones de hectáreas, un aumento del 25% respecto al año anterior, lo que podría marcar la mayor superficie sembrada en los últimos 14 años. Estimó una producción de 21 millones de toneladas, el segundo registro más alto en términos productivos.
Para Allinghi se dieron una conjunción de factores. “La particularidad que ha tenido esta campaña es que hubo un retraso de la demanda por varios factores; demoras en la toma de decisión por parte de los productores, espera en la mejora de la situación hídrica de otoño y expectativas en cuanto a la relación insumo/producto”, dijo.
Respecto a los productos nitrogenados hay un abastecimiento normal ya sea de insumos importados como de producción local. En tanto, en cuanto a los fosfatados se estima que en las próximas tres a cuatro semanas el mercado se irá reabasteciendo.
La BCR había dicho que este año en particular se está observando una gran apuesta en fertilización, acorde al nivel de ventas de nitrogenados mayormente dirigidos a trigo, que es similar o incluso mayor que 2021 dada la mejor relación trigo/urea. Esto es interesante porque, si se concreta la siembra de 6,92 millones de hectáreas y el clima juega favor, el rinde promedio podría acercarse al del 2021/22, cuando se ubicó en 35 quintales por hectárea (kg/ha 3.500).
Diego Napolitano, presidente de la Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines Bonaerense (Cedasaba), coincidió en que el aumento de la demanda se produjo hace tres semanas, apuntando al fósforo para comenzar la siembra.
Napolitano se refirió a los cambios que hubo en el mercado considerando que para traer el producto importado la decisión de hacerlo se toma en febrero o marzo. En ese momento, la intención de siembra no era alta. En rigor, se anticipaba una menor área y uso de tecnología. Sin embargo, después la recuperación del valor del cereal cambió el escenario. No solo se generó una mayor demanda que la esperada, sino también una concentración de la misma en un corto período de tiempo.
Además, las empresas importadoras de fertilizantes enfrentaron incertidumbre respecto a posibles cambios en la legislación fiscal, lo que llevó a algunas a decidir no importar la totalidad de los productos que originalmente planeaban. “Esto dio como resultado que está faltando puntualmente ciertos fertilizantes, principalmente fosfato monoamónico (MAP) y el fosfato diamónico (DAP)”, dijo. Fuente: La Nación–Pilar Vázquez