Los agricultores están preocupados por terminar la cosecha. Hasta fines de abril se avanzó rápido, pero se estima que el ritmo disminuirá en las próximas semanas. "Días más cortos y menor piso por lluvias frecuentes reducirán las hectáreas trilladas durante mayo", adelantó Juan Balbín, productor de General Villegas.
"Muchos agricultores vendieron soja y maíz en octubre-noviembre de 2019 y están cumpliendo los forwards de US$245 y 140", agrega.
Otros están cancelando canjes y cheques posdatados entregando grano y viendo cómo administrar el 20-30% restante con el que deben hacer frente a los gastos de vida y a la compra de insumos. El apremio por terminar se asocia también al riesgo de cierre de pueblos o rutas si la pandemia se exacerbara.
En tanto, las perspectivas de resultado económico del ciclo 2020/21 no son muy alentadoras para el maíz y la soja. "Un valor de US$121 para el cereal con entrega en abril de 2021, descontados los gastos de flete y comercialización, dejaría un precio neto del orden de los US$70 en un campo a 400 kilómetros del puerto, con el cual el sistema cruje mucho", advierte Balbín.
Algo similar pasa con la soja, con una cotización en el orden de los US$216 para mayo de 2021, diezmada por la caída en Chicago y por un nivel insostenible de derechos de exportación. Mientras tanto, el productor argentino, al vender la soja 2019/20, cobra alrededor de un tercio del precio internacional cuando se liquida la oleaginosa en pesos y se calcula su equivalente en dólares billete.
Fuente La Nación