El pasado martes 8 de agosto INIA y CREA realizaron una jornada virtual titulada Cultivos y Sistemas 2023. Allí el Ing. Agr. Andrés Contatore, de la Comisión de Asesores Agrícola Ganaderos de Fucrea, realizó un análisis económico de cultivos y sistemas del ejercicio 2022-23.

El técnico precisó que para los rendimientos y cálculos por hectárea de las empresas CREA se tomó en cuenta la superficie cosechada y el área perdida. No se tuvieron en cuenta las chacras que se destinaron a silos, por ejemplo, porque pudieron haber tenido algún ingreso. Por ese motivo, se consideró oportuno dejarla de lado en el análisis. El precio utilizado fue el promedio obtenido por las empresas CREA para los diferentes cultivos. Se tomó como baste una renta anual promedio ponderando las distintas zonas de 684 k/ha de soja y un costo anual de estructura (costo fijo de funcionamiento) de US$/ha 147.

Contatore recordó que se venía de un ejercicio 2021-22 con resultados para encuadrar con números “muy superiores a la media histórica” para las emrpesas agrícolas.

“Claramente el 2022-23 fue un año castastrófico y muy superior a lo presupuestado en su momento”, afirmó. Pese a que se tuvo un “invierno bueno”, la zafra de verano tuvo un resultado para el olvido como consecuencia de la última sequía. Esto llevó a que las toneladas producidas de soja se derrumbaran 70% y las de maíz 56%. Medido en dólares, el producto bruto (rendimiento x precio) estimado para el cultivo de soja cayó 75%, mientras que el de maíz lo hizo 48%. Eso implicó una resingación de facturación de unos US$ 1.370 millones. “Esto afectó muchísimo al sector agrícola, pero también a todos los sectores derivados”, indicó.

 

Un margen neto para el olvido

En el caso del cultivo de trigo, el margen neto por hectárea fue positivo en US$/ha 295 para los productores CREA y el de cebada en US$/ha 244. Por el contario, el cultivo de colza cerró con un rojo promedio de US$/ha 34. Los dos primeros cultivos necesitaron un potencial de rendimiento de kg/ha 4.000 para cubrir sus costos y en ambos casos se superó con creces ese umbral (alrededor de kg/ha 5.000).

Sin embargo, la foto del segundo tiempo del ejercicio fue muy diferente. La soja de primera tuvo un resultado negativo de US$/ha 777 y la de segunda de US$/ha 501. Lo mismo pasó con el cultivo de maíz de primera (US$/ha -656) y de segunda (US$/ha 589).

Por lo tanto, el margen neto en el ejercicio 2022-23 cerró con un rojo de US$/ha 555 para los agricultores CREA, muy por debajo del récord de 2021-22, que tuvo un azul de US$/ha 717. La pérdida del último año es la peor desde el ejercicio 2010-11 y más que duplicó la peor registrada desde entonces (2014-15), que tuvo un rojo de US$/224.

Analizando el desempeño de la última década se está observando cómo está aumentado la variablidad de los resutlados con un promedio de ingreso neto que tiende cada año a ser menor en términos promedio, advirtió Contatore.